Para este día la Comisón tambié preparó un esquema. Disfrutadlo
LECTURAS:
1. Gen 3, 9-15.20
2. Ef 1, 3-6.11-12
3. Lc 1, 26-38
MARÍA HACE POSIBLE LA SALVACIÓN
Al aceptar María la propuesta del ángel, se convierte en el “puente” que hace posible que llegue la Salvación hasta nosotros. Como nos dice Pablo, el Señor, antes de crear el mundo, ya nos eligió para que fuéramos “santos e irreprochables ante él; la pretensión de la humanidad de traspasar los límites que le confieren su condición de criaturas, para ser igual a Dios y poder decidir qué es el bien y qué es el mal, rompió esta alianza armoniosa entre Dios y los hombres ((1R 23, 1.2).
La decisión, por parte de Dios, de ofrecernos una nueva oportunidad de Salvación coloca a María, como símbolo de la humanidad, en la disyuntiva de aceptar o no el proyecto inicial de Dios para que seamos “santos e inmaculados” (2CtaF 4); por eso:
-Damos gracias a Dios por lo que ha realizado en María y en nosotros
-Aceptamos la responsabilidad que conlleva esta elección
-Tratamos de hacer realidad el proyecto de Jesús: el Reino
-Francisco, en
-Pero el amor que Dios nos tiene hizo que se encarnara en
-En el Saludo a la bienaventurada Virgen María se explicita lo que supuso la elección de María para ser Madre de Dios y poder colaborar en la construcción del Reino (SalVM 1-6). En la festividad de
-La responsabilidad de María a la hora de consentir en su maternidad divina se extiende también a todos los fieles seguidores de Jesús (2CtaF 53), puesto que todos hemos sido elegidos para darle un culto adecuado, que sea “alabanza de su gloria” (CtaO 8.9).
-Asimilar vivencialmente lo que es el Reino y comunicarlo a los demás es lo que Jesús nos exige a los que pretendemos seguirle (CtaO 9); de ahí que cualquiera de estas dos facetas no se justifique si no está relacionada con la otra ( 1R 17, 3).
-Seguir a Jesús es comprometerse con su causa y descubrir a los demás la gozosa realidad del Reino; puesto que si de lo que se trata es de hacer presente de una forma eficaz la fuerza transformadora de Cristo, nada mejor que la propia vida transformada por el Evangelio para hacer patente que el Reino es ya un hecho (2CtaF 53).
-Para realizar todo esto no hacen falta grandes cualidades; basta con intentarlo allí donde hacemos la vida, ya que si nos puede parecer poco, todo lo que hace Dios es mucho y grande.
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