Alegría, a pesar de todo Alegría

Jaime Rey Escapa es un capuchino de nuestra provincia. Es Doctor en Teología y actualmente es el guardián de la Fraternidad de los Capuchinos del El Pardo (Madrid). También es el Director del ESEF (Escuela Superior de Estudios Franciscanos). También publica artículos de Teología en revistas como "Naturaleza y Gracia" de Salamanca, o de espiritualidad en "El Santo" de Santantder, "El Mensajero Seráfico" de Madrid. Dentro de la Provincia ha sido el encargado de la formación de los jóvenes Capuchinos en León, Salamanca y El Pardo. En una conversación telefónica surgió la posibilidad de que colaborara con este blog publicando pequeñas reflexiones de índole franciscana. Espero que os gusten y que su colaboración sea fructífera.


ALEGRÍA, A PESAR DE TODO, ALEGRÍA

Querido amigo: paz y bien.

A los ojos de todos era un fracasado. En poco tiempo, todo se había venido abajo. Lo construido con tanta ilusión y entrega se había desvanecido como un castillo de arena en la playa. La fuerza se iba trasformado en cansancio y debilidad. La luz de los ojos se iba apagando. De vez en cuando, al despertar, cosa insólita, era visitado por miedos y temores. La verdad que sus labios estaban acostumbrados a pronunciar se inclinaba, cada vez más, al silencio. El optimismo dejó de ser espontáneo, y la natural capacidad de encontrarse con las personas y las cosas se encaminaba al mundo de los recuerdos. Todo parecía indicar que la alegría desbordante de otros tiempos se escapaba poco a poco.

Pero la esperanza nunca le abandonó. Esa misma esperanza custodió los sueños albergados en lo más profundo de su corazón. Todas aquellas cosas fundamentales, que uno nunca deja de creer, permanecían vivas. No tardó mucho en descubrir que, en medio del fracaso, existe también la alegría. La verdadera alegría no siempre nace del éxito, de la fuerza, de la salud, del dinero, existe también una alegría que nace de nuestra fragilidad, de nuestra incapacidad, de nuestro no hacer las cosas, de nuestra pobreza más radical. La esperanza nos mantiene siempre alegres.

No son pocos los que han entendido la historia de Jesús como una historia de fracaso: abandono, debilidad, traición, negación, dudas, sangre e incomprensión. Sin embargo, Dios permanece callado, respetuoso ycomprensivo. Y es que nadie puede negar que la alegría duradera hay que ponerla en Dios, en su amor incondicional, más allá de nuestros pequeños y grandes egoísmos, en su santidad más allá de nuestra mediocridad, en una Palabra veraz que desmonta todos nuestros miedos y desconfianzas, en un una vida que se prolonga más allá de la muerte.

Dichosos, pues, los que a lo largo de la vida aprenden a vivir alegres en medio de las dificultades; los que no se dejan vencer por la tristeza; los que, a pesar de los pesares, ponen siempre su confianza en Dios, los que no se resignan a vivir solos; los que se solidarizan con los problemas de los demás, los que no se escandalizan del fracaso de los otros. Dichosos los que no temen la tristeza, los que no huyen, los que no se evaden, los que no se engañan, los que no dejan de preocuparse por la tristeza de los que están a su alrededor. Dichosos los que nunca se sientan defraudados ante las palabras de Jesús de Nazaret, porque os digo que su alegría no conocerá fin.

Hasta pronto.
Tu amigo

Jaime Rey Escapa, Capuchino