Me voy a meter a politólogo

Cada vez que hay elecciones pasa lo mismo: encuestas, sondeos, vaticinios, sorpresas, voto oculto... Cada vez que hay elecciones nadie pierde todos ganan.

Pero al mismo tiempo surgen todos los que son capaces de pronosticar lo que pasó hace tres días. Y siempre surgen los que opinan que la democracia es el mejor sistema, que suelen ser los del partido que gobernará, y los que critican que algunas personas puedan votar, que suelen ser de que acaban sin poder gobernar.

Pues yo también quiero dar mi opinión. Sentar cátedra. Sólo porque todos los demás lo hacen. Y estoy convencido, que, por lo menos, estoy tan bien preparado como algunos comentaristas, si no lo estoy más.

Lo primero que tengo de decir es que felicidades al ganador. Es Trump. Podría haber sido Clinton. La hubiera felicitado también. Lo importante es que en los países de cultura europea (por no decir cristiana) la democracia sigue siendo el menos malo de los regímenes políticos. Por eso hay un ganador y un perdedor. Y hay que verlo como tal. Curiosamente es sol sigue saliendo y la Tercera Guerra Mundial no se ha anunciado.

Segundo. Desde ayer oigo los análisis de los resultados. Y dos cosas me llaman la atención. Por un lado que digan que si los blancos a éste, que si las mujeres no han hecho lo que debían... Está bien. Saber cómo son los resultados es interesante. Pero, ¿el voto no era secreto? ¿Cómo pueden afirmar que tanto porcentaje de varones blancos alpinistas supinadores han votado a tal candidato? ¿Y como lo pueden decir los mismos que aseguraban que el ganador iba a ser tal y ha sido Pascual?

Tercero. Doscientos periodistas. Vale. Exageremos. Mil periodistas. ¿Es poco? Cinco mil periodistas. Más de 60 millones de votantes a Trump. Lógicamente los que llevan la razón son los periodistas. Sesenta millones de personas y 6 seguido siete ceros, 60.000.000. Todos ellos se han equivocado. El periodista tal o el político cual son los poseedores de la verdad.

Cuarto. Trump va a ser un mal presidente, guerra, disturbios, paredes y muros. Adiós a la paz al bienestar y a los bocadillos de mortadela. No entiendo cómo es que la lotería la gana tan poca gente con tanto adivino. Y curiosamente los que hablan de esas cosas son los que dijeron que iba a ganar Hillary de calle. Como para fiarse.

Quinto. ¿Qué hacemos sentenciando lo que hacen en Estados Unidos? ¿No tenemos bastante con nuestra propia política? Oh, claro. Es América, perdón AMÉRICA. Pues por mucho que se diga de los Estados Unidos de América no creo que mi vida cotidiana haya cambiado tanto en los ocho años del anterior presidente. Y sé que a nivel macro económico me podrán decir muchas cosas, pero en el día a día me afectan más las decisiones de otros políticos más cercanos.

Sexto. Trump y los misiles. ¿Se nos ha olvidado a todos la división de poderes que la guillotina puso de moda? Legislativo, Ejecutivo y Judicial. Que yo sepa en EE.UU hay bicameralismo y tribunales varios. Además de que no hay voto en bloque, sino que cada senador o representante tiene la capacidad de votar en contra de su propio partido y su propio presidente si ve que eso no favorece a los ciudadanos que representa. ¿Realmente pensamos que un presidente puede hacer lo que le de la gana sin que le controlen o, por lo menos, le frenen un poco?

Séptimo. Un comentario general que oigo es que no sabe de política... dicho por politólogos de carrera. Vamos que a la carrera saben de política. O si no revisemos nuestras listas de políticos a ver cuántos han estudiado ciencias políticas. O incluso han estudiado en universidad.

Octavo. Juan Pedro de Olivi. Franciscano. Espiritual, hereje. Pero sabio. Antes de ser condenado luchó mucho contra la usura de los comerciantes. Se propuso ayudar a que cambiaran la cosas. Y fue el pionero de un movimiento, entre otros con san Antonio de Padua, que consiguieron que la economía fuera más amable. Pero el primer paso, el dado por Olivi, fue cambiar la visión que se tenía del mercader. Una cita suya, con mis palabras: Si decimos siempre que todos los comerciantes son malvados, solo se dedicarán al comercio los malvados. Realmente no creo que Trump sea "esféricamente malvado", que decía un profesor mío; no es igual de malo por todos lados.

Noveno. Soy politólogo, no me equivoco. ESTO es la verdad. Así que escuchad, callad, y nada de disentir, de decir que lo hago mal. YO SOY EL QUE SÉ. Punto. Lo de la auto crítica, el reconocer que he metido la pata, que no sé como piensa el estadounidense medio, eso es vuestra labor. YO SÉ.

Décimo. Ni sé de política, ni de análisis sociológicos. Incluso me da que el sarcasmo se me da mal. Pero creo que me preocupa más lo que tengo cerca y ahora que lo que me puede venir de lejos. Será que soy ingenuo.


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