Un judío Israelí pide perdón a los Palestinos

El texto original está en inglés y ha sido publicado en Haaretz.com. Está en la zona de privada de pago. Lamento no poder dar la fuente completa. Agradezco a Fr. Víctor que me lo enviara y corrigiera.







Quiero pedir perdón por lo imperdonable, por lo inconcebible, y por todos aquellos de los nuestros que nunca se disculparán.
Por Bradley Burston | Jul. 7, 2014 | 4:41 PM |  Haaretz  

Os debo una disculpa. Os debo muchas de hecho. Más que de espacio dispongo. Pero una persona tiene que empezar por algún lado, así que empezaré por lo que tengo más cerca, lo más actual.
Quiero disculparme por lo imperdonable.
Por el chaval cuya cara aparece en la fotografía que puedo ver incluso con los ojos cerrados. La cara del chaval que poco antes fue introducido a golpes en un coche por los nuestros, y luego fue quemado vivo.
Quiero pedir perdón a los seres queridos del joven de 16 años Mohammed Abu Khdeir, a su familia en Shoafat.  Y a sus primos en Sacramento, que le recuerdan como un chico que amaba contar chistes y adivinanzas, que nunca se tomó nada en serio.
Es imposible decir que edad tiene mirando la foto. Es por algo que hay en sus ojos o en su tensa sonrisa, el temor justo al lado del humor.
Quiero disculparme por lo inconcebible.
Por el primo de quince años de Mohammed llamado Tariq, que siempre saca sobresalientes en Tampa, Florida, cuyo instituto le regaló unas vacaciones de verano para que visitara a su familia de Tierra Santa, donde  agentes de la Policía de frontera de los nuestros le golpearon y le empotraron en el suelo donde fue pateado hasta romperle la mandíbula y la nariz.
Quiero disculparme por lo irracional
Por los nuestros que, la noche anterior al asesinato de Mohammed, atacaron y trataron de secuestrar a Musa Zalum, de solo 9 años, pero que fueron obligados a huir cuando su madre y otras personas se enfrentaron a ellos.
Quiero disculparme por los nuestros que nunca se disculparán, los que piensan que es algo malo hacer algo así. Qué es de débiles hacer algo así. Qué es una traición a los nuestros, a mi gente, hacer algo así.
Quiero disculparme por lo que hay en el aire.
Quiero disculparme en nombre de aquellos que son capaces de condenar de forma apropiada los secuestros y los asesinatos pero que sienten, como ha hecho esta semana el Primer Ministro Netanyahu, que la superioridad moral sólo la tenemos nosotros: “Esto es lo que nos diferencia de nuestros vecinos. Allí los asesinos son recibidos como héroes, se les dedican calles y plazas”. El continuó diciendo que los nuestros juzgan y meten en la cárcel a aquellos que incitan a esa violencia, mientras que los vuestros hacen de la incitación a la violencia parte del trabajo de los funcionarios y educadores.
Quiero disculparme por aquellos de los nuestros que son culpables de incitar a la violencia, y que nunca serán juzgados e irán a la cárcel, pero que reciben abultados sueldos  como ministros, jefes de movimientos juveniles, funcionarios, rabinos y comentaristas.
Quiero disculparme por el columnista del “Israel Hayom” [página web israelí] llamado Haim Shine que, sin relacionar para nada los horribles incidentes que he mencionado con las manifestaciones y disturbios que sucedieron en las ciudades y zonas Árabes, y sin mencionar que los nuestros también hicieron disturbios al enterarse de la muerte de nuestros tres jóvenes escribió: “La hipocresía de los Árabes  es desenfrenada y repugnante. Desafortunadamente, no se dan cuenta que sus acciones les hacen estar en una cuerda floja que se romperá si  su conducta traidora persiste. "
Quiero pedir disculpas a la buena gente que está siendo expulsada de esta tierra por las acciones y las palabras de la mala gente.
Una de esas buenas personas es mi colega Sayed Kashua. La semana pasada publicó algunos de los párrafos más dolorosos y fuertes que han sido publicados en estas páginas. “Me quedé en silencio”, escribió, “sabiendo que mi intento de vivir junto con los otros en este país había acabado. Que la mentira que les dije a mis hijos acerca de un futuro en el que los Árabes y Judíos podían compartir en igualdad este país había terminado."
Quiero pedir disculpas por los mío que nunca lo lamentarán. Quiero pedir disculpas por los nuestros que sugieren que los niños de pecho ya reciben una alimentación de venganza asesina, quiero pedir perdón por los diez mil de los nuestros que, enfadados con los vuestros por las muertes de nuestros tres jóvenes están promoviendo la venganza como uno de los valores de los judíos israelíes.
Algunos son los mismos que demandarán que solo vosotros tenéis que pedir disculpas. Que solo los nuestros son a los que se les debe una disculpa. Y si os disculpáis, solo podéis esperar que esa misma gente no la tengan en cuenta más que como palabras vacías, parte de una agenda siniestra.
Y una última disculpa, quizás la que debería haber estado antes de todas: que algunas veces olvidamos que para las personas afectadas, niños, madres, padres, hijas, hijos, mi lado y el vuestro es el mismo.


Puede ser, que al fin y al cabo, el único mensajes que necesitamos oír después de estas pasadas semanas inaguantables, los nuestros y los vuestros, es sencillo, nada más que el titular que apareció el domingo [el día 7 en ynetnews.com]: ¡Gente sana de ambos lados, uníos! 

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