786 años de santidad

"Hombre elocuentísimo, de aspecto jovial y rostro benigno, no dado a la flojedad e incapaz de la ostentación. De estatura mediana, tirando a pequeño; su cabeza, de tamaño también mediano y redonda; la cara, un poco alargada y saliente; la frente, plana y pequeña; sus ojos eran regulares, negros y candorosos; tenía el cabello negro; las cejas, rectas; la nariz, proporcionada, fina y recta; las orejas, erguidas y pequeñas; las sienes, planas; su lengua era dulce, ardorosa y aguda; su voz, vehemente, suave, clara y timbrada; los dientes, apretados, regulares y blancos; los labios, pequeños y finos; la barba, negra y rala; el cuello, delgado; la espalda, recta; los brazos, cortos; las manos, delicadas; los dedos, largos; las uñas, salientes; las piernas, delgadas; los pies, pequeños; la piel, suave; era enjuto de carnes; vestía un hábito burdo; dormía muy poco y era sumamente generoso. Y como era humildísimo, se mostraba manso con todos los hombres, haciéndose con acierto al modo de ser de todos. El que era el más santo entre los santos, aparecía como uno más entre los pecadores." (1 Cel 83)

Esa es la descripción que da el primer biógrafo de san Franciso, el Alter Christus, el hombre que siempre buscó como ser como el maestro. Un hombre que fue encontrando su camino por su confianza en Él. Primero en la cruz y, unido a este, en el hermano. Cristo pobre y el hermano pobre. Una andadura que le llevo a darse cuenta que su camino no era para hacerlo en soledad, por eso aceptó que "el Señor le diera hermanos" (cf. Test.14). un camino de 20 años en los que aprendió a mirar a Jesús y a ver al hermano, ver al hermano y encontrarse en Jesús, y como los Apóstoles, como una fraternidad de menores seguir a aquel que es el Camino, la Verdad y la Vida.

Y además supo se ser testimonio de que el camino no se podía hacer separado, al margen de la gran comunidad de seguidores. Su esfuerzo fue siempre ser cristiano, ser hijo de la Iglesia, pero al mismo tiempo hacer de su vida un testimonio de que el camino podía ser mucho más amplio de lo que se pensaba hasta el momento. 


Una vida que fue llamada para muchos y de muchos tipos, nobles, estudiosos, campesinos y de ambos sexos. Casados y solteros. Se inició un camino que todavía hoy perdura.

Fr. Nestor, de México, me ha recordado una canción que ya compartí con vosotros hace unos años (En este enlace). Una canción que habla de un corazón que busca siendo corazón para todos.

Para mí esa es la lección que Francisco nos trasmitió: el aviso de que "el amor no es amado" y la invitación a unirnos a toda la creación para que el canto sea coral, cada uno con su voz, cada uno desde su vocación.

Quizás deberíamos ser menos cabeza, menos calculadores y especulativos y más corazón como él. Eso no fue locura, fue ejemplo. Su capacidad de amar, aprendida del propio Jesús, le llevó a amar al ladrón, al obispo, al sarraceno, al leproso y al rico. Todos se sintieron invitados a unirse a esa canción de amor que también conocemos como Reino de Dios.

Amigos, os felicito en este día. Sé que es la fiesta de Francisco, pero gracias a él hemos podido aprender cosas que, sin darnos cuenta, estamos viviendo. Y también os invito a que os acerquéis a su vida, a su mensaje. Que no es mal camino, es el camino de la santidad. Es un ejemplo claro de que la vida que nos propone Cristo puede ser vivida, merece la pena ser vivida.

FELIZ DÍA A TODOS


Comentarios