Para Pensar

Como sé que estás cargada de virtudes seré breve, porque no quiero cargarte con
palabras superfluas, por más que a ti no te parecerá superfluo nada que pueda
proporcionarte algún consuelo. Más, como sólo una cosa es necesaria, esta única cosa es la
que te pido y aconsejo, por amor de aquel a quien te ofreciste como hostia santa y
agradable, para que, recordando, como otra Raquel, tu propósito, y viendo siempre tu
principio, retengas lo que tienes, hagas lo que haces, sin renunciar a ello; y, con andar
apresurado, con paso ligero, sin estorbos en los pies para que ni siquiera tus pasos recojan
el polvo, segura, gozosa y dispuesta, recorras con cautela la senda de la bienaventuranza, no
creyendo ni dando asentimiento a nadie que quiera apartarte de este propósito, o que te
ponga obstáculos en el camino, para que no cumplas tus votos al Altísimo con aquella
perfección a la que te ha llamado el Espíritu del Señor

 

De la Segunda Carta de santa Clara a Santa Inés de Praga

Comentarios