Los ángeles y los hombres

En estos días la liturgia coloca cerca dos fiestas muy relacionadas entre sí. El día 29 de septiembre se celebra la fiesta de los Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael. El día 2 de octubre celebramos la fiesta de los santos ángeles custiodos.

Sin duda los ángeles son unas criaturas especiales. Muchas religiones, no sólo la cristiana, los tienen como personajes especiales con una coincidencia; siempre están cerca de Dios.

En nuestro contexto su presencia en la historia es constante. Tanto en el Antiguo Testamento, como en el Nuevo se les menciona en muchos lugares. Y a lo largo de la historia ha sido un tema recurrente en algunos campos de la teología. Sólo hay que pensar en la angeología.

Y es más lo que desconocemos que lo que sabemos de ellos. Es lógico que en nuestro contexto más racionalista se consideren un infantilismo o algo que se les cuenta a los niños. No creo que se pueda afirmar eso. Que no sepamos todo sobre ellos no es motivo para descartarlos.

Y tampoco creo que sea motivo para darles una mayor importancia de la que tienen. Que las dos posibilidades se dan al mismo tiempo.

Lo que si sabemos es que su nombre es de origen griego: "angelos" (la "g" se suele pronunciar suave). La traducción, mensajero, el que transmite un mensaje. En la antigüedad los "angeloi" eran los que llevaban los mensajes de los reyes y tenían potestades especiales para hacer cumplir, en la distancia, lo mandado por el rey desde su corte.

Eso ha quedado en nuestra imagen de los ángeles. Por eso para nosotros tienen una importancia especial. Sobre todo los arcángeles (ángeles superiores, Príncipes de los ángeles). La Iglesia Catolica, apoyándose en la Biblia (""Yo soy Rafael, uno de los siete ángeles que tiene entrada a la gloria del Señor" (Tb 12,15)) reconoce la existencia de siete, pero sólo admite el nombre de los tres que aparecen en la Sagrada Escritura. San Miguel (Ap 12, 7-9), San Gabriel (Lc 1, 11-20. 26-28) y San Rafael (Tb). Los otros cuatro son desconocidos en nuestro canon, aunque en algunos textos apócrifos, como el IV libro de Enoc, se les menciona a los siete por su nombre.

Pero, aparte, de los arcángeles hay más. De hecho hay nueve coros de ángeles. Desde el sigo IV se habla de tes jerarquías compuestas, cada una de ellas, por tres grupos diferentes. Y un grupo especial son los ángeles custodios, lo que acompañan a cada persona desde que comienza la vida.

¿Y que es un ángel? San Agustín creo que lo define bien: "El nombre de ángel indica su oficio, no su naturaleza. Si preguntas por su naturaleza, te diré que es un espíritu; si preguntas por lo que hace, te diré que es un ángel" (cf. CIC 329).

Porque hay que tener clara una cosa. Si son importantes para nosotros no es por su existencia, sino por su función. Son los encargados de llevar la Palabra de Dios a los hombres. Mucho más importante que ellos es el mensaje que transmiten. Sólo hay que mirar el episodio de María y Gabriel. O de los ángeles que se aparecen a los pastores. Lo más importantes es saber que esa palabra de Dios está cerca. Se hace hombre. Lo fundamental es saber que Dios se comunica con la personas para transmitir esa presencia cercana y amorosa del Padre.

Por eso, para mí, las fiestas de los ángeles, sean quienes sean, me recuerda que en nuestra vida existe una comunicación con Dios. Que no está alejado y despreocupado, sino que su palabra, su mensaje llega hasta nosotros.

Hay una película que me encanta. Alguna vez la recomiendo, pero sólo a personas que tienen sentido del humor. Si se carece de él, puede parecer una película ofensiva, pero, con él, podemos ver escenas que nos ayudan a pensar. Una de ellas es un diálogo entre dos ángeles, Loki y Barlevy, que han sido expulsados del cielo. Su deseo es volver "a casa", pero su intento podría provocar el fin de todo. La discusión que tienen expresa, creo, bien la diferencia entre lo que es un hombre y lo que es un ángel.

Hay momentos en los que el lenguaje usado puede ser ofensivo. Pido perdón







Esa escena me hace darme cuenta de una cosa. Por muy importante que sea la misión del ángel, por vital que sea el mensaje que transmite, el valor del hombre, de todo hombre, es mucho mayor. Aunque sólo sea porque tiene la capacidad de rechazar el mensaje. Siempre me he preguntado qué hubiera pasado si María hubiera dicho no. Sin embargo no necesito hacerme la pregunta contraria. En la historia hay más que suficientes ejemplos de los que contestaron favorablemente al mensaje del Señor.


Y una cosa más. La Iglesia siempre ha creído que si los ángeles nos traen la Palabra de Dios, ellos también pueden llevar nuestra contestación a él

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