Un nuevo libro

Cuando iba al colegio había una cosa que me encantaba. Era estrenar los libros. Verlos sin manchas, sin dibujos, sin subrayados... era algo especial. Desde entonces me encanta oler los libros nuevos. Tienen un algo especial.

Son sensaciones que hablan de ilusión, de las cosas que se iban a aprender o leer, y también la sorpresa de saber que en esos libros iba a aprender cosas que no se esperaban.

Y esa me parece una buena imagen para lo que es el Adviento. Comienza un nuevo año, un nuevo ciclo. Y, si me apuráis, también empezamos un nuevo libro, el Evangelio de Mateo. Un tiempo en el que la ilusión de lo que vamos a celebrar se une a la sorpresa que Dios seguro nos dará este año. Si es que nos abrimos a su novedad y a la del Evangelio.

Por que al mismo tiempo que generaría este nuevo tiempo me doy cuenta que hay un riesgo que es la de ver este tiempo como una simple repetición de lo que hacemos todos los años. "Otra vez es Adviento, otra vez el fraile se viste de morado, otra vez la corona..."

Además nuestro entorno no es que apoye precisamente. Vemos una iluminación que cada vez tiene menos sentido navideño. La publicidad no nos habla de buenas noticias sino de consumir. Uno acaba cansado de escuchar las mismas canciones en cualquier lado a los que se va. La presencia del tipo gordo vestido de rojo de la Coca-Cola tiene más peso que lo importante de estas fechas.

La Navidad no es lo que era.

Y al mismo tiempo tenemos una oportunuidad de oro. La de aprender del Adviento. Prepararnos para la llegada de Navidad y de la Parussia. Recordad la alegría de la Encarnacion y vivir con alegría la esperanza segura de su retorno.

Por eso mismo el Evangelio, ya desde la primera semana, nos anima a estar en vela. Estar atentos para que la Navidad no sea un tiempo de gastos, de consumismo, de frialdad material sino que sea un tiempo en el que se nos recuerda que ser cristiano es, como hizo Cristo, el encarnarnos en nuestra sociedad y transmitir la Buena Noticia del Amor de Dios y su cercanía. Y al mismo tiempo ser nosotros la Buena Noticia, no sólo sus mensajeros.

Por eso, ¡Vivamos el Adviento! ¡Seamos Adviento!

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