Cinco santos

Hoy, que celebramos la Solemnidad de Todos los Santos, me estoy acordando de algo que me pasó el otro día. Y que para más de uno fue lección.

El sábado fui a una reunión para preparar la JMJ del año que viene. Al salir cogí el metro para volver a casa. A mitad de camino se subieron cinco adolescentes: dos chicos y tres chicas, latinos. Se colocaron en la parte central del vagón, yo estaba de pie en el extremo. Por la otra punta, pasadas dos o tres estaciones se subió un joven, de unos treintaitanos años pidiendo una ayuda. Cómo se fue acercando hacia a mí, que estaba en la otra punta me pude fijar en la actitud y comportamiento de la gente. Los dos primeros grupos de asientos prácticamente ignoraron al joven. Llegó hasta donde estaban los cinco jóvenes y fue curioso ver que los cinco empezaban a rebuscar en bolsillos y carteras para sacar alguna moneda.

A partir de ese momento la cosa cambió. Cuando le dieron las monedas fue curioso ver la reacción de la gente. Todos empezaron a buscar también. Desde que ellos dieron las monedas todos, y no exagero, unas 20 personas le dimos algo.

La santidad son cosas pequeñas, que dejan huella y que cambian a la gente. Gracias por Dios por una lección así. Gracias, Dios, por esos cinco pequeños santo.

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