SALMO 25 (24): "Recuerda tu ternura y tu misericordia y olvídate de mis pecados”

1.A ti, Señor, levanto mi alma;
2.Dios mío, en ti confío,
no quede yo defraudado,
que no triunfen en mí mis enemigos;
3. pues los que esperan en ti
no quedan defraudados, mientras que el fracaso malogra a los traidores.
4. Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas,
5. haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador,
y todo el día te estoy esperando.
6. Recuerda, Señor, que tu ternura
y tu misericordia son eternas:
7. no te acuerdes de los pecados
ni de las maldades de mi juventud;
acuérdate de mí con misericordia,
por tu bondad, Señor.
8. El Señor es bueno y es recto,
y enseña el camino a los pecadores;
9. hace caminar a los humildes con rectitud,
enseña su camino a los humildes.
10. Las sendas del Señor
son misericordia y lealtad,
para los que guardan su alianza y sus mandatos.
11. Por el honor de tu nombre, Señor.
perdona mis culpas, que son muchas.
12. ¿Hay alguien que tema al Señor?
-Él le enseñará el camino escogido:
13. su alma vivirá feliz,
su descendencia poseerá la tierra.
14. El Señor se confía con sus fieles
y les da a conocer su alianza.
15. Tengo los ojos puestos en el Señor
porque él saca mis pies de la red.
16. Mírame, oh Dios, y ten piedad de mí,
que estoy solo y afligido;
17. ensancha mi corazón oprimido
y sácame de mis tribulaciones.
18. Mira mis trabajos y mis penas
y perdona todos mis pecados;
19. mira cuántos son mis enemigos,
que me detestan con odio cruel.
20. Guarda mi vida y líbrame,
no quede yo defraudado de haber acudido a ti.
21. La inocencia y la rectitud me protegerán,
porque espero en ti.
22. Salva, oh Dios, a Israel de todos sus peligros.



1. AMBIENTACIÓN.

“Conoces nuestra masa. Sabes que somos de barro. El pecado nos angus¬tia. No podemos librarnos de él. Tú nos aceptas. Sientes ternura hacia nosotros. Podemos empezar de cero cada día. No aban¬dones la obra de tu mano” (F. Loidi). Este podría ser el ambiente desde el que orar el Sal 25, que, recorriendo las distintas le¬tras del alfabeto hebreo presenta abundan¬cia de motivos y formas, aunque “no falta cierta armonía de tonos y formas y una se¬cuencia de motivos que podrían ser es¬trofas” (A. González). A lo largo de todo él podemos descubrir un profundo sentido de pecado, como en el Sal 51.

Nacido como plegaria personal, se trans¬formó más tarde en canto comunitario, como revela el v. 22 añadido más tarde. Es "una página poética del salterio" (G. Ravasi), aunque “se caracteriza mas que por los arrebatos líricos y recursos poéticos, por la profunda fe que preside el alma del sal-mista” (M. García Cordero). Esto hace que a lo largo del salmo vayan brotando unas ideas y sentimientos sencillos y transpa¬rentes. Por lo cual “el carácter de este salmo, invita a la reflexión sosegada más que a la recitación rítmica y comunitaria” (Alonso Schökel).

2. ANÁLISIS.

A esta contemplación sosegada quie¬ren ayudar las notas siguientes:


A) Difícil de datar según los diversos co¬mentaristas (algunos encuentran en él datos preexílicos), el salmo tiene una idea central que le va a dar cierta unidad: son llamadas urgentes dirigidas a Dios, desde una confianza absoluta, por un pecador, convencido profundamente de su fragili¬dad, pero vital y existencialmente unido a Dios. Una serie de imperativos permiten al salmista desgranar su súplica, apareciendo así en el salmo tres personajes: Dios, cuya ternura y misericordia son eternas (v. 6), que enseña a caminar a los humildes con rectitud (v. 9), que enseña la alianza a sus fieles (v. 14); el orante, que sabe que sólo en Dios no quedará nunca defraudado (v. 2), que se reconoce pecador (v. 7), que quiere, con todo, caminar por los caminos ), las sendas del Señor (v. 4); los enemigos que son tanto exteriores que, en gran número (v. 19), esperan triunfar sobre el orante, cuanto el gran enemigo interior, el pecado, que produce en él soledad, aflicción, opre¬sión, tribulación (vv. 16-17).

B) Estructuralmente podemos distinguir tres partes: vv. 1-7: súplica construida en se¬gunda persona; vv. 8-15: reflexión sapiencial en la que se hace una exposición motivada de la confianza en el Señor; vv. 16-21: nueva súplica en segunda persona. E1 v. 22 es una antífona añadida tardíamente cuando el salmo entró a formar parte de la oración comunitaria. Si este esquema general lo analizamos más detalladamente, obten¬dremos una preciosa ayuda para orarlo.
C) Si la simbología del salmo es “redu¬cida y esencial” (Ravasi), presenta, sin em¬bargo, un vocabulario muy rico de “extrema precisión teológica” (Ravasi). Este autor hace un detallado estudio del mismo. Tal vocabulario pertenece al léxico técnico de la teología de la Alianza que en los vv. 10.14 aparece designada con su término es¬pecífico. En relación con ella aparecen la confianza y la liberación (vv. 2-3.20-21), el tema del amor y el perdón (vv. 6-7), el del camino que supone los conceptos de alian¬za y pecado (vv. 8-11). En los vv. 12-15 apa¬rece ya el orante convertido a la alianza, cuyo camino aprende del mismo Señor. Termina el salmo con la vuelta al tema de la confianza porque Dios dirige su mirada sobre el orante (vv. 16-19).

D) Si nos acercamos brevemente al con¬tenido de las distintas partes del salmo, ten¬dremos descrito el cuadro mejor para orar el salmo:

- v. 1: es una antífona estereotipada que refleja perfectamente la actitud del orante con su ser todo vuelto hacia Dios;

- vv. 2-3: es un canto a la esperanza que se manifiesta positivamente en el convenci¬miento de no ser nunca defraudado. La confianza del salmista se basa en que “la causa del justo es la causa de Yahvé; por eso si los impíos prevalecen sobre aquél, en el fondo es una victoria contra Yahvé, ya que, en la mentalidad de los pecadores, Dios es impotente para sacar airoso a su protegido” (M. García Cordero);

- vv. 4-7: aparecen dos temas: mientras en vv. 4-5 se muestra el Señor como maestro que enseña su voluntad, en vv. 6-7 aparece la conciencia de la propia fragilidad, mani¬festada en el pecado cometido, encon¬trando la salvación en el recuerdo eficaz de Dios;

- vv. 8-11: se desarrolla el tema del ca¬mino de la Alianza: Yahvé es quien enseña el camino a quien quiere levantarse, es de¬cir, a los anawin, a los humildes de corazón; a ellos ofrece su alianza, compromiso gra¬tuito de Dios que hace llegar a los hombres su misericordia y lealtad;

- vv. 12-15: continúa la meditación sobre el camino y la alianza, fuente de bendición para los hombres, manifestada en la pose¬sión de la tierra, la descendencia y la libera¬ción de los enemigos;

- vv. 16-19: petición confiada a Dios ante la presión de los enemigos, tanto el inte¬rior, el pecado, como los exteriores. El sal¬mista pide a Yahvé que vuelva hacia él su rostro, porque "cuando Yahvé abandona a alguno, aparta su rostro de él (Sal 22,24); en cambio, cuando quiere protegerle, lo vuel¬ve amorosamente hacia él (Sal 86,16)" (M. García Cordero);

- vv. 20-21: vuelven los temas de vv. 2-3: confianza en Dios que no defrauda, sino que genera seguridad, protección, libera¬ción;

- v. 22: es una actualización litúrgica pos¬texílica que transforma el salmo de oración privada en canto comunitario. Es también una muestra “de la historia redaccional vi¬vida por ésta y otras composiciones antes de entrar en el libro oficial de la oración de Israel y antes de convertirse en canto coral de toda la qehal Yahweh, la asamblea del Señor” (G. Ravasi).

3. PISTAS PARA LA ORACIÓN.
Después de todo lo señalado parece fácil una oración cristiana de este salmo, realizada, más que desde el ruido, desde la calma y la contemplación. Si buscáramos nuevas pistas que facilitaran nuestra ora¬ción, podríamos señalar las siguientes:

A) Este "precioso y breve salmo peniten¬cial" (J. Collantes) nos lleva a reavivar los sentimientos de confianza y optimismo en el arrepentimiento de los pecados, porque, frutos de la fragilidad, siempre tienen solución en Dios al que una oración litúr¬gica define con estas palabras: "Oh Dios que manifiestas tu poder especialmente en el perdón y la misericordia" (Domingo XXVI T. O.). Nos ayuda también a profundizar en el tema de la opción fundamental, a la que no se renuncia a causa de los pecados fruto de la fragilidad y de la juventud (v. 7). De esta forma el Sal 25 se convierte en una oración insuperable en una celebración pe¬nitencial.

B) Alonso Schökel abre una nueva pista cristológica: "Tomando el tema del camino y del pecado, es posible saltar de los enun¬ciados del salmo al gran tema de Cristo "camino" y "cordero que quita los pe¬cados".

C) Por último, el salmo adquiere una nueva dimensión encuadrándolo en el tema del adviento: se convierte así en la oración confiada de los que esperan que lleguen los días "en que yo cumpliré la pro¬mesa que tengo hecha a la casa de Israel y a la casa de Judá" (Jer 33,14).

Comentarios

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