Valientes anónimos

Hoy he conocido a Agust Landmesser. Alemán de nacimiento, más concretamentte de la zona de Hamburgo. Trabajdor de unos astilleros. Bueno, trabajó en los astilleros Blohn und Voss, hasta que en 1938 fue detenido por la Gestapo. No, lógicamente no lo he conocido en persona. Sería dificil. Se cree que murió en la II Guerra Mundial.

Os pongo en contexto. El origen de la leyenda de este hombre comienza en 1936 cuando la propaganda nazi publicó una foto de un acto del Führer. Lo típico de entonces y de ahora:

Se trata de la botadura de un barco en los astilleros mencionados. Parece una foto típica de propaganda, alabando la presencia del salvador del pais, en un momento en el que a Chaplin se le prohibió estrenar la pelicula "El Gran Dictador" por las presiones de los grupos nazis americanos. Todo parece correcto... o no. Tengo que reconocer que si no me lo hubieran señalado no hubiera visto nada raro:

Haciendo zoom a la zona con circulo:

Entre tanta gente August pasa casi desapercibido, pero para la propaganda aliada se convirtió en el icono de los alemanes que se oponían a Hitler. Su historia impresiona.

Por lo que se supo después August se alisto al partido nazi en 1931 para poder conseguir trabajo aprovechado "ser del partido", algo que no cambia. Tras bastantes meses lo consiguió en el muelle. Con ese trabajo su familia conseguiría una traquilidad y una estabilidad. Hasta que el partido sacó una nueva ley por la cual se prohibían los matrimonios mixtos entre alemanes y judios. La Ley para la Protección de la Sangre y el honor alemanes.

Desde la publicación de la ley hasta 1938 August y su familia estuvieron luchando por permanecer unidos. No pudo ser: Irma, su esposa, Ingrid e Irene fueron deportadas a los campos de concentración donde fallecerían. 

August también fue condenado a trabajos forzados por mantener esa relación. Estuvo tres años en un campo de concetración. En 1941 fue liberado con la condición de que se se alistara en el I Batallón de libertad condicional "999". POr lo visto a partir de ese momento se le pierde la pista. Se le da por muerto.

Pero hay que reconocer que tuvo un momento de mucho valor para enfrentarse al poder establecido, al que todo lo hacía bien, el conquistador de media Europa, por querer defender a una mujer judía. La suerte y el azar quiso que su gesto humilde haya quedado grabado en la historia. Puede que no sea muy conocido, pero hoy es posible reconocer el valor de su gesto.

De otros no tenemos referencias. Nunca me he creído que, por muy fuerte que sea la ideología o la idea, no hay detractores. Por mucho que se esfuercen los tiranos siempre tendrán miedo de las victimas, por que saben que entre ellas hay algunos que se le enfrentarán. Esta última frase no es mía, pero no recuerdo a quién se la oí.

Pero esta historia me ha recordado, una vez más, dos cosas, el valor de las pequeñas cosas que todos, sin excepción, podemos hacer. Gestos que pueden parecer inútiles, pero que pueden llegar a cambiar el mundo y la vida si se hacen con sinceridad. Como puede ser la idea de llamar "papá" a Dios. Algo tan sencillo y al mismo tiempo tan radical.

Y también me ayuda a darme cuenta que cualquiera de los que nos rodean son un héroe en potencia, incluso si son de "nuestro rivales". Como puede ser aquel joven que se vio obligado a alistarse en las juventudes hitlerianas. ¿Nazi? ¿o alguien que quería que su hermano pudiera estudiar? ¿antisemita o desertor? Y si me estoy refiriendo a Joseph Ratzinger. Otro de los muchos que sin querer, por necesidad, obligados, tuvieron que participar de esa masacre que se conoce como guerra. ¿Cuántos habría que estaban en contra de la guerra?

Ya sé de dos. Fijo que hay muchos más.

Visto en "Sentado en la trébede"