SALMO 22 (21) ¿Dónde estaba Dios?

2. Dios mío, Dios mío,
¿por qué me has abandonado?
a pesar de mis gritos, mi oración no te alcanza.
3. Dios mío, de día te grito, y no respondes;
de noche, y no me haces caso:
4. aunque tú habitas en el santuario,
esperanza de Israel.
5. En ti confiaban nuestros padres,
confiaban, y los ponías a salvo;
6. a ti gritaban, y quedaban libres,
en ti confiaban, y no los defraudaste.
7. Pero yo soy un gusano, no un hombre, vergüenza de la gente, desprecio del pueblo;
8. al verme se burlan de mí, hacen visajes, menean la cabeza:
9. "Acudió al Señor, que lo ponga a salvo;
que lo libre si tanto lo quiere":
10. Tú eres quien me sacó del vientre,
me tenías confiado en los pechos de mi madre;
11. desde el seno pasé a tus manos,
desde el vientre materno ni eres mi Dios.
12. No te quedes lejos,
que el peligro está cerca y nadie me socorre.
13. Me acorrala un tropel de novillos, me cercan toros de Basán;
14. abren contra mi las fauces leones
que descuartizan y rugen.
15. Estoy como agua derramada,
tengo los huesos descoyuntados;
mi corazón, como cera,
se derrite en mis entrañas;
16. mi garganta está seca como una teja,
la lengua se me pega al paladar;
me aprietas contra el polvo de la muerte.
17. Me acorrala una jauría de mastines,
me cerca una banda de malhechores:
me taladran la manos y los pies,
18. puedo contar mis huesos.
Ellos me miran triunfantes,
19. se reparten mi ropa,
echan a suerte mi túnica.
20. Pero tú, Señor, no te quedes lejos;
fuerza mía, ven corriendo a ayudarme.
21. Líbrame a mí de la espada,
y a mi única vida, de la garra del mastín;
22. sálvame de las fauces del león,
a este pobre, de los cuernos del búfalo.
23. Contaré tu jama a mis hermanos,
en medio de la asamblea te alabaré.
24. Fieles del Señor, alabadlo,
linaje de Jacob, glorificadlo,
temedlo, linaje de Israel.
25. Porque no ha sentido desprecio
ni repugnancia hacia el pobre desgraciado;
no le ha escondido su rostro:
cuando pidió auxilio, lo escuchó.
26. Él es mi alabanza en la gran asamblea,
cumpliré mis votos delante de sus fieles.
27. Los desvalidos comerán hasta saciarse,
alabarán al Señor los que lo buscan:
viva su corazón por siempre.
28. Lo recordarán y volverán al Señor
hasta de los confines del orbe;
en su presencia se postrarán
las familias de !os pueblos.
29. Porque del Señor es el reino,
él gobierna a los pueblos.
30. Ante él se postrarán las cenizas de la tumba,
ante él se inclinarán los que bajan al polvo.
31. Me hará vivir para él,
mí descendencia le servirá,
hablarán del Señor a la generación futura,
32. contarán su justicia al pueblo que ha de nacer:
todo lo que hizo el Señor.

1. ANÁLISIS.

¿Dónde estaba Dios? En múltiples tonos y de mil y una maneras esta pregunta ha brotado de los labios de los seres humanos cuando el sinsentido y el absurdo son la aparente explicación de algunas situaciones de su existencia. La lanzó Elie Wiesel, como escribe él mismo, cuando se encon­traba en el absurdo de un campo de con­centración. Recordando el ahorcamiento de tres compañeros de sufrimiento, uno de los cuales tarda en morir, escribe: "Nosotros teníamos que mirarlos bien de frente. Cuando pasé delante de él todavía estaba vivo. Su lengua roja aún, sus ojos no se habían apagado. Detrás de mí oí la pre­gunta de un hombre: ¿Donde está Dios, entonces?". Y continuará: "¿Cómo hay que rezar después de lo que ha pasado?, ¿cómo puede el hombre volverse a Dios cuando sus caminos nos parecen más oscuros y su rostro más eclipsado y su gracia más oculta que nunca?".
La pregunta resuena con toda su fuerza en la boca del orante de nuestro salmo. En medio de la oscuridad busca un sentido a su vida en la luz amorosa del Dios ahora escondido. El autor del salmo es “un perso­naje desprovisto de documentación que a lo largo del salmo descubre sin ambages su identidad interna. Por eso, aunque parezca una paradoja de puro personal es una figura universal que en su dolor y su esperanza lleva la de todos los afligidos de este mundo" (A. González).
Nos encontramos, pues, ante una oración a la que los especialistas no han dudado en calificar con palabras aparentemente altiso­nantes, pero que reflejan su fuerza: "una página de inmensa amargura y desolación, pero también de confianza y esperanza" (G. Ravasi); "bellísima pieza poética" (M. García Cordero); "uno de los salmos más trágicos de todo el salterio" (J. Collantes); "uno de los más bellos e impresionantes de todo el salterio" (A. González). Son al­gunas de las expresiones que podemos en­contrar. Pero no se trata de hacer un florile­gio de frases bonitas. Son, antes que nada, una invitación a enfrentarnos con el salmo para hacerlo realmente oración.

2. ANÁLISIS.

A facilitar este encuentro en clave de oración quieren contribuir también las si­guientes reflexiones que se acercan a al­gunos elementos del salmo:

A) Un primer elemento que nos puede ayudar es su ESTRUCTURA, es decir, la consideración de las distintas unidades que podemos descubrir en el salmo. Hacer un alto para esta tarea nos ayudará a orarle más profundamente. Básicamente los au­tores dividen el salmo de esta forma:

- vv. 2-22: súplica. Dentro de ella se pue­den distinguir dos partes: los vv. 2-12 nos hablan de la intensidad de la amargura ma­nifestada en la lejanía de Dios, mientras los vv. 13-22 nos manifiestan el desmorona­miento total del orante expresado a través de intensas imágenes;

- vv. 23-27: acción de gracias confiada y gozosa en la que participan la asamblea toda y el propio orante;

- vv. 28-32: himno a Yahvé, rey univer­sal.

La estructura del salmo ha hecho pensar a algunos especialistas si no se trataría en rea­lidad de la unión de dos salmos a los que posteriormente se añadiría los versículos fi­nales con un carácter más litúrgico. Sea lo que sea para la oración nos sirve la siguiente explicación de M. García Cordero: "Se puede establecer un crescendo en el salmo, manteniendo su unidad literaria sustancial: primero el salmista habla de sus problemas personales, después ve la proyección nacio­nal hacia Israel y, finalmente, la perspectiva se extiende hacia todas las naciones y a las generaciones del futuro".

B) Si siempre 1a SIMBOLOGÍA es im­portante para entender los salmos, en éste adquiere una fuerza especial. No nos per­mite alargarnos en su consideración el ca­rácter de estas notas. Pero sí sería un buen ejercicio personal el descubrir y analizar los distintos símbolos empleados en el salmo. Sería una buena ayuda para entender la si­tuación del orante. Sólo como pistas de re­ferencia apuntamos a estos conjuntos sim­bólicos: el espacio-temporal para referirse a la ausencia-presencia de Dios (vv. 2.3.12.20); el zoomórfico que expresa la situa­ción desesperada del orante (v. 7) y la fuerza de su dolor (vv. 13-14.17); el somá­tico que identifica la presencia de la muerte (vv. 15-15), que para un israelita, como se­ñala Von Rad, no es sólo la extinción de la vida física, sino que "debilidad, enferme­dad, cautiverio y opresión son ya una especie de muerte”.

C) Un rápido acercamiento al CONTE­NIDO de este salmo nos ayudará a orarlo con más intensidad:

- vv. 2-3: para Ravasi son la "clave ideo­lógica de todo el poema: la lejanía y el si­lencio de Dios son la razón de toda tragedia y de toda soledad". Y es que, como escribe Viktor E. Frankl, "el hombre, desposeído de todo en este mundo, todavía puede co­nocer la felicidad -aunque sea sólo momen­táneamente- si contempla al ser amado". Y esto es lo que le falta a nuestro orante;

- vv. 4-12: sigue jugando con el simbo­lismo de la lejanía-cercanía de Dios: en el plano colectivo y en el plano personal, Dios ha manifestado su presencia salvadora, pero ahora su ausencia es motivo de burla para los enemigos;

- vv. 13-19: las imágenes expresivas utili­zadas le sirven al salmista para descubrir su desmoronamiento interior y exterior y el triunfo de sus enemigos;

- vv. 20-22: todo lo anterior le sirve al orante para recordar la angustiosa lejanía de Dios, pidiéndole su ayuda y protección;

- vv. 23-27: "del extremo del dolor pasa a la seguridad de la esperanza: la salvación es cierta, próxima, y ya puede invitar a la co­munidad a que se una con él en la alabanza a Dios" (Alonso Schökel);

- vv. 28-32: es la conclusión gozosa y es­peranzada de todo el salmo que hace escri­bir a G. Ravasi: "Se cierra en un crescendo entusiasta este salmo que había comenzado en un crescendo dramático. Concluye en la pascua un salmo sustancialmente de pasión".

3. PISTAS PARA LA ORACIÓN.

¿Cómo orar en cristiano este salmo? Después de lo dicho no necesitamos mu­chas pistas. Señalamos dos:

A) La primera es la cristológica. Basta re­cordar los textos del NT que nos empujan a ello: "A media tarde gritó Jesús muy fuerte: Eloí Eloí, lemá sabaktaní (que significa: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abando­nado?)" (Mc 15,34-35). "Cuando crucificaron a Jesús, los soldados repartieron su ropa en cuatro lotes, uno para cada uno, dejando aparte la túnica. Era una túnica sin costura, tejida de una pieza de arriba abajo. Los sol­dados se dijeron: Mejor que dividirla en pe­dazos la echaremos a suerte, a ver a quién le toca. Así se cumplió la Escritura: "Se repartie­ron mi ropa y echaron a suerte mi túnica” (Jn 19, 23-24). "Él, en los días de su vida mortal, ofreció oraciones y súplicas, a gritos y con lá­grimas al que podía salvarlo de la muerte y, Dios lo escuchó, pero después de aquella an­gustia, Hijo y todo como era. Sufriendo apren­dió a obedecer y así consumado, se convirtió en causa de salvación para todos los que le obedecen a él" (Heb 5,7-9). ¿Necesitamos más palabras que nos ayuden a orarlo?

B) Otra pista es la apertura solidaria a los hombres y mujeres que sufren. Con ellos elevamos la súplica angustiada, pero confiada y la acción de gracias esperanzada que brota de sus labios. Ernesto Cardenal ha hecho una transposición del salmo que nos puede ayudar a actualizarlo: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abando­nado?/ Soy una caricatura de hombre/ el desprecio del pueblo/ Se burlan de mí todos los periódicos./ Me rodean los tan­ques blindados .../ Todo el día me pasan lista/ Me tatuaron un número.../ Me han quitado toda identificación.../ Grito toda la noche en el asilo de enfermos mentales.../ en el asilo de ancianos.../ Pero yo podré hablar de ti a mis hermanos./ Te ensalzaré en la reunión de nuestro pueblo.../ Nuestro pueblo celebrará una gran fiesta/ El pueblo nuevo que va a nacer".

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