"Comed y bebed de lo que tengan" (Lc10, 7)

Que diga yo esa frase tiene su aquel, para que lo vamos a ocultar. Pero esa es la grandeza del Evangelio. Mil veces lees un texto y mil dos cosas que te dice, por lo menos. Esa frase, de todas formas lo hemos oído este domingo (el XV del Tiempo Ordinario)

Estoy convencido que no soy el primero que lo dice, pero si es la primera vez que me fijo de manera especial en esa frase. Siempre había pensado que era algo lógico y normal: ya que eres un invitado es normal aceptar lo que te den. Parece sencillo.

Pero hay una comparación en la que no había caído para este tema. Mejor dicho, la leí hace unos días y hoy la he vuelto a encontrarme con ella cambiando los términos. La idea original era la diferencia entre viajero y turista, refiriéndose a los que en estas semanas visitan lugares como Sudafrica o China (no a todos les gusta el fútbol)

Hoy la aplicación es la diferencia entre turista y misionero. Y es curioso como una de las diferencias que veo, aplicándola más a mis mayores que a mi mismo, es precisamente lo gastronómico. Es el primer encuentro cultura que tiene una persona: los alimentos y guisos que se comen en algunos lados y en otros no. Un turista apenas se da cuenta. Pensaba esta mañana en los pocos hoteles, extranjeros y nacionales que he visitado y todos se parecían. Todos tenían el "Desayuno Continental" y lo curioso es que en los dos continentes en los que lo he tomado era básicamente lo mismo. Y con el resto de comida pasa lo mismo. Incluso en los sitios mas raros en los que estado, los restaurantes Wok (comida oriental) los ingredientes eran los que encuentro en cualquier lugar.

Y me he fijado con lo que he desayunado hoy: una arepa rellena de una mezcla de atún, queso , mayonesa y ketchup. No me imagino a los que vienen al hotel Hilton de Caracas desayunando eso (dicho sea de paso... ellos se lo pierden).

Esa es la diferencia en la que Jesús hace hincapié con esa frase: No es cuestión de pasar siendo los europeos colonizadores que se traen Europa (o el continente que sea) con ellos, sino que hay que ser americano, africano, oceánico, europeo, asiático o vigués. Ser en cada sitio de cada sitio. Estar al mismo nivel de aquel al que queremos anunciar el Evangelio. No llevar algo de fuera, sino hablarles del Jesús que come arepas, mijo, tofu o empanada.

Comentarios