Luigi Padovese: Un hermano fiel hasta el final

Estos días he estado desconectado de todo, ya que he tenido unos días de descanso con mis padres. Esta mañana, al revisar noticias atrasadas leí el comunicado de la muerte del Vicario Apostólico de Anatolia. Es un hermano capuchino. Hace unos años, justo antes de su nombramiento le conocí y me cayó simpático. Era cercano, alegre y abierto.

Hace unos años fue destinado a un cargo duro. No creo que haya que maquillarlo. Ser nombrado Vicario Apostólico de esa zona no es un premio. Es un encargo serio, con un trabajo y unos requisitos de vida muy altos, ya que es una zona mayoritariamente musulmana y los católicos turcos son una minoría, creo haber oído que el la capital no llegaban a 100 católico, puede que fueran algunos más. Pero sí se que en Tarso, que está dentro de ese Vicariato la presencia católica se reduce a dos hermanas religiosas que cuidan una pequeña capilla que recuerda la ciudad natal del Apóstol de los gentiles.

Su misión, aún con una comunidad tan pequeña no era nada fácil. Es un auténtico encaje de bolillos el ayudar tanto material como espiritualmente unido a un necesario diálogo con una mayoría musulmana no siempre tolerante.

Como decía esta tarde Nestor Wer (@Nestorwer) es un martir del siglo XXI, más allá de cómo a muerto, ya que las causas no están nada claras, pero no apunta nada bueno. Su entrega por esa comunidad de creyentes es un auténtico ejemplo para todos, tanto para pastores como para los cristianos en general. Luigi no rechazó la complicación, la dificultad... hubiera podido quedarse en el Antononiano de Roma dando clases teóricas (de gran calidad, por lo que sé). Pero lo dejó todo para darse a todos, incluso a su chofer, el que, presuntamente, le ha arrebatado la vida, pero no el amor.

Como dijo Francisco de Asís cuando se enteró de la muerte de los cinco mártires de Marruecos: "Ahora sé que tengo cinco hermanos menores". Fray Luigi se incorpora a la lista.

Hermano, ora por nosotros.

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