Los santos olvidados

Todos los años me pasa lo mismo. O si no es lo mismo es muy parecido. Siempre ocurre al final de mes y sólo en mayo.

Es entonces cuando recuerdo a cuántos Paco, José, Inmaculada, Antonio... que conozco.

La razón es sencilla. Hay dos tipos de santos. No me refiero que a haya santos mejores que otros. No, está claro que todos los santos son santos y punto. Pero está claro que hay santos famosos y santos desconocidos. Y tampoco me refiero a los "santos anónimos" que celebramos el primero de noviembre.

No, es más sencillo. A todos nos suena san Francisco, ya sea el de Asís o el de Xabier, o san Antonio (o Antón, por eso que está el padovano y el abad). Y por supuesto sabemos quien fue José, tanto el del 19 de marzo como el del primero de mayo (es el mismo jejeje). O todos las fiestas de María, que también son unas cuántas y todos los nombre que de ahí se derivan.

Pero, ¿sabe alguien quien fue san Emilio? Esos son los santos olvidados. En nuestro calendario cristiano hay "cienes y cienes" de nombre de personas que son santos, que vivieron su vida en diferentes vocaciones. Un número inmenso de biografías, de vidas, de testimonios que son desconocidos completamente.

San Emilio es uno de esos santos. Soy el primero que reconoce que no sé mucho de él. Sé que hay por los menos seis santos con ese nombre y que, al menos, cuatro de ellos murieron como mártires en las persecuciones del Imperio Romano. Sé que en su honor hay un pueblo en Filipinas que lleva ese nombre y sé de la existencia de una parroquia dedicada a él en Madrid.

Pero nada más. Es un santo olvidados. Porque, sin mirar el calendario, ¿cuándo se celebra su fiesta?. El otro día fue simpático. Me llamó mi madre, y en la conversación surgió que tenía que llamar a mi hermanos para felicitarle por su santo... ni ella se acordaba que el día anterior fue el mío. Un santo olvidado. Por cierto, una de las fechas es el 28 de mayo. Otra el 6 de octubre..

Imagen de san Emilio en la
Iglesia de la Inmaculada Concepción
en Sierra de Yeguas, Málaga
Pero al mismo tiempo yo saco una lección para mi vida. Ser santo no es lo mismo que ser famoso. San Emilio no ha destacado, no tiene el renombre de Francisco, Pio o Josemaría. Pero es santo. Desde ese desconocimiento general sé que está trasmitiendo la idea de que para ser santo sólo hay que vivir la santidad. Lo demás es un extra que no tiene "valor". O incluso me da que algún santo estará "sanamente mosqueado" por que el culto que se les da es justo lo que ellos evitaron en vida.

Por eso me gusta tener un santo olvidado. No quiero llamar la atención, sólo quiero vivir mi fe junto a los demás. San Emilio, ruega por nosotros

P.S.: Buscando por Internet una imagen de San Emilio me he encontrado que se han inventado un santo, como si no hubiera pocos, para hacerle patrón de Internet. Su nombre: San Emilio Weber

Comentarios

  1. Esperemos que con el tiempo podamos nombrar a San Emilio Sousa de Trigueros o Madrid y así se podrá escribir la historia
    Juan

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  2. Hay una leyenda, no sé hasta que punto es cierta que cuenta que hace unos años, unos 50, antes del primer contacto pacífico con los Barí un fraile capuchino fue flechado en Los Ángeles del Tukuko, uno de nuestros centros misionales de Venezuela.

    Se salvó por los pelos, tanto que la parte inferior del corazón se apoyaba en la flecha cuando este se encogí un poco.

    Unos meses después ese fraile tuvo un encuentro con Pablo VI. El Santo Padre, entre otras cosas le comentó que si hubiera muerto le hubiera nombrado mártir con mucha rapidez. Según cuentan (es la parte que no sé si es histórica) el fraile contestó: "Que Dios me llame cuando quiera, pero prefiero ser un pecador vivo a un mártir muerto".

    Pues lo mismo digo.

    Un saludo

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  3. Yo no se si ese fraile que mencionas es uno que conocí en Vigo Fray Bernardo que le fue clavada una lanza y se que estuvo condecorado y todo.
    Juan

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  4. No. No es.
    Hubo más de un flechado. El que yo digo murió, más tarde en Venezuela

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