Amigo

Hace un par de semanas conocí, a través de otro blog a Marcelino Madrigal. No tendría que ser alguien famoso, pero en la Red está consiguiendo un cierto renombre y un número también grande de personas que no le soportan.

Es una persona a la que valor no le falta, para que vamos a engañarnos. Es por ese valor que le he conocido y me ha convencido. Desde su blog y sus cuentas de Twitter, cerradas cada dos por tres, está denunciando una situación muy triste. Madrigal demuestra, con muchos ejemplos denunciados a las autoridades la poca protección que tienen nuestros jóvenes en las redes sociales y lo poco que están haciendo esos proveedores para frenar esos riesgos o, incluso, para evitar la presencia de pedófilos y pederastas en la red.

Ciertamente es una persona que se ha ganado mi respeto y mi admiración. Os recomiendo que visitéis su blog http://www.mmadrigal.com/, para que veáis sus argumentos y sus denuncias. Hace unos días publicó una reflexión que me ha gustado y que quería compartir con vosotros. Espero que no le moleste:

Si existe una palabra absolutamente devaluada del diccionario español es amigo. Me explico.

Con la llegada de las redes sociales ha surgido una nueva especie dentro de la raza humana. Debería llamarse “homo coleccionista”. Homo o fémina es lo mismo, lo digo por la paridad. El Homo coleccionista es aquel para el que la amistad se ha transformado en una mera competición por tener más amigos. Amigo tal como se entiende el concepto actualmente, es decir, el icono que uno tiene en su escritorio preferido y que siempre está disponible para lo que uno quiera. Básicamente un amigo de estos es un recuadro con una figura las menos veces fotográfica y correspondiéndose con la identidad del individuo “coleccionado”, y las más con algún personaje famoso, forma animal, o dibujo que hace gestos extraños. De todo hay.

El amigo moderno, a diferencia del de toda la vida, está ahí para lo que nosotros queramos, pues no puede ser de otra manera con algo que aparece cuando uno le da un botón y se enciende una pantalla. Vamos que el equivalente del amigo actual podría ser por ejemplo, el buscaminas. Siempre está ahí cuando uno lo necesita.

La gente considera que siendo su amigo algo inherente a su pantalla, (como el Word, o el Firefox, o lo que quieran) lo puede tratar como a cualquiera de los programas, utilidades o ficheros que tiene en su ordenador. Lo puede copiar, eliminar, transferir, compartir o mandar a hacer espárragos, pero la acción más usual es que uno olvida quien es esa imagen de su pantalla, entre encendido y encendido. Lógico, porque en la amistad moderna no se trata de cultivar una relación afectuosa entre dos humanos, si no simplemente una de posesión entre el dueño y su icono, mucho más provechosa para quien la practica.

Tiene sus ventajas la amistad moderna, pues cuando uno antes se lo pensaba dos veces antes de llamar a un amigo de la serie antigua para pedirle dinero, darle la brasa con su ultimo fracaso sentimental, contarle lo mal que le va el trabajo, etc., ahora todo este proceso mental se ve reducido a hacer clic en la imagen elegida, y directamente sin más preámbulos, abrumarle con lo primero que se nos pase por la cabeza. Para eso es nuestro “amigo” y lo agregamos a nuestra colección. Que se joda y que no se hubiera convertido en una JPEG.

Ahora por ejemplo tenemos la oportunidad de no perder el tiempo seleccionando un regalo para ellos. ¿Para qué visitar librerías y revolver estantes, o rebuscar entre pilas y pilas de discos, o mirar mil tiendas en busca de la prenda adecuada? Eso es antiguo. Ahora cogemos directamente cualquier presentación de Powerpoint absurda, cualquier texto enviado miles de veces y cansino o cualquier frase pastosa y pegajosa con miles de brillos, y con un solo gesto se la endosamos a nuestra colección de esclavos como prueba de lo que realmente nos importan. Otro avance, sin duda.

Otra de las múltiples ventajas que tiene esta amistad moderna es que ya no es necesario para entablar relación el mostrarnos inteligentes, simpáticos e incluso poseedores de la sana costumbre de una higiene diaria. Nada de eso, directamente clic y al saco. Antes debíamos incluso seleccionar prendas y cortes de pelo para mostrarnos atractivos y agradables para nuestros amigos. Ahora en cambio no tenemos ni que fijarnos. De hecho muchas veces la primera pregunta que haremos a nuestros nuevos amigos es si llevan algo puesto o no, como muestra de nuestro poco apego por la moda.

Hay gente que tiene tanto éxito con esta nueva fórmula y avance de la humanidad que ha sabido adaptarse y entender perfectamente este fenómeno de tal manera que puede coleccionar cientos, o miles de estas nuevas amistades y esto, en las mayorías de los casos, indica que el triunfador en esta modalidad ya no tiene tiempo, ni ganas, ni falta que le hace, el de conocer gente de la antigua, de la de carne y hueso, porque de la mayoría de esos miles apenas conocerá un puñado, y no cruzará una palabra con los demás.

Yo que fui educado de una manera antediluviana no lo entiendo, por eso ruego a las autoridades que cambien en el diccionario el significado de la palabra y les propongo la siguiente redacción :

Amistad (anteriormente del latín amicus (amigo), a partir de ahora (contacto,seguidor,agregado) es una relación absolutamente absurda entre dos personas, presumiblemente, en la que uno es un JPEG y el otro su dueño y señor.

En todo caso no se preocupen. Ya saben que yo soy un dinosaurio comparado con ustedes, nativos digitales. Ustedes son el futuro, y yo un fósil y además un chico que intenta adaptarse gracias a las decenas de invitaciones para que me una a sus redes, y forme parte de su particular colección particular de jpegs.

 Tomado de aquí

Comentarios

  1. Comparto las ideas de M.Madrigal respecto a los nuevos amigos, hace poco alguien me decía que habíamos perdido en humanidad, y tal vez tenga razón, es como si tuviéramos miedo al contacto directo, todo se resuelve virtualmente.

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  2. Amigo es el que te da confianza y lealtad.
    Y viendo el articulo, me uno a lo que pone Conchi, pues el miedo al contacto directo es aquel que no queremos oir, y un amigo sabe decir
    Juan

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