SALMO 19 (18): La creación y la ley cantan el amor de Dios

2. El cielo proclama la gloria de Dios,
el firmamento pregona la obra de sus manos:
3. el día al día le pasa el mensaje,
la noche a la noche se lo susurra.
4. Sin que hablen, sin que pronuncien,
sin que resuene su voz,
5. a toda la tierra alcanza su pregón
y hasta los límites del orbe su lenguaje.
6. Allí le ha puesto su tienda al sol:
el sale como el esposo de su alcoba,
contento como un héroe, a recorrer su camino.
7. Asoma por un extremo del cielo,
y su órbita llega al otro extremo:
nada se libra de su calor.
8. La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye al ignorante;
9. los mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón;

la norma del Señor es límpida
y da luz a los ojos;
10. la voluntad del Señor es pura
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos;
11. más preciosos que el oro,
más que e1 oro fino; más dulces
que la miel de un panal que destila.
12. Aunque tu siervo vigila
para guardarlos con cuidado,
13. ¿quién conoce sus faltas?
Absuélveme de lo que se me oculta,
14. preserva a tu siervo de la arrogancia,
para que no me domine:
así quedaré libre e inocente del gran pecado.
15.Que te agraden las palabras de mi boca,
y llegue a tu presencia
el meditar de mi corazón,
Señor, roca mía, redentor mío.

1. AMBIENTACIÓN.

"Altísimo, omnipotente, buen Señor,/ tuyas son las alabanzas, la gloria y el honor y toda bendición./ A ti solo, Altísimo, corresponden,/ y ningún hombre es digno de hacer de ti mención./ Loado seas, mi Señor, con todas tus criaturas,/ especialmente el señor hermano sol/, el cual es día y por el cual nos alumbras./ Y él es bello y radiante con gran esplendor:/ de ti, Altísimo, lleva significación". Así cantaba el hermano Francisco, al final de su vida, cuando, recorrido todo el camino de la transformación, sus ojos eran totalmente límpidos y transparentes. Su canto es hoy para nosotros una invitación a rezar con nuevos ojos este salmo calificado de "obra maestra de la poesía hebrea, espléndida y difícil página del salterio" (G. Ravasi); "una de las interpretaciones más puras, más sobrias y más poéticas de todo el salterio" (J. Collantes).

Uno de los primeros problemas que se plantean los especialistas es el de la unidad o dualidad del salmo. La temática nos hablaría, aparentemente, de dos poemas independientes: uno, más antiguo, quizá adaptación de un poema preisraelita (G. Ravasi, A. González); otro, más tardío, típicamente israelita, con la ley como protagonista. Según Von Rad la segunda parte, la alabanza a la ley (vv. 8ss), surgió en época tardía y fue añadida por "razones teológicas" a la primera parte: "aunque la creación da testimonio de Dios, su mensaje no se oye (v. 4a), por eso Israel dedica su alabanza a la revelación personal de Yahvé, que éste le había concedido de manera particular”.

Para nosotros, aunque es interesante conocer estos datos, tiene más valor lo que anota A. González: el salmo se nos ha transmitido como uno y es ese único himno el que es objeto de nuestra oración: "una verdadera meditación que, a través de la creación y de la ley, nos conduce a conocer y admirar la sabiduría y la bondad de Dios" (J. Collantes).

2. ANÁLISIS.

Partiendo de lo dicho recojamos brevemente algunas ideas en torno a la estructura y el cuadro simbólico para facilitar nuestra oración:

A) La ESTRUCTURA básica nos viene dada por las dos partes a las que acabamos de referirnos: vv. 2-7: himno al creador; vv. 8-15: himno sapiencial a la ley. Desmenuzando un poco más esta estructura tenemos lo siguiente:

a) en el himno al creador podemos distinguir dos unidades:

- vv. 2-5: es el canto de los cielos que nos anuncian a su creador. "El salmista se extasía ante esta maravilla única de la creación y declara que los cielos entonan un himno mudo y silencioso al creador, pero no por ello menos elocuente" (M. García Cordero). El día y la noche actúan como centinelas que se pasan la consigna, como coros que alternativa e ininterrumpidamente cantan su mensaje que no es otro que la gloria de Dios; un mensaje tan claro que no necesita palabras para expresarse ni oídos para ser escuchado. Es la fuerza de la "soledad sonora" y la "música callada" de que habla nuestro místico S. Juan de la Cruz;

- vv. 6-7: comprenden el canto del sol. Sería la parte más antigua del salmo, según Ravasi. Se ha realizado una profunda desmitificación: el sol ya no es Dios; es sólo una criatura de Dios, "obra de sus manos"; es Dios quien le ha fijado sus límites; de él, de Dios, canta el sol su grandeza mientras realiza diariamente su tarea recorriendo su órbita y llevando su calor a todo el orbe;

b) también en el canto a la ley, entendida en su sentido más amplio ("no sólo en su parte preceptiva, sino aun exhortativa, con sus promesas y, amenazas", M. García Cordero), podemos distinguir dos partes: los vv. 8-11 son una letanía de sinónimos referidos a la ley que expresan "la totalidad y no buscan la diferenciación" (Alonso Schökel), mientras los vv. 12-14 describen al siervo de la ley en su faceta positiva (amor y adhesión) y en su perfil negativo. El salmo se convierte así, según J. Collantes, en una "oración penitencial" y deja traslucir, para J. Garrido, la "pregunta radical" del hombre;

c) el salmo se cierra con el v. 15 con el que hace un ofrecimiento a Dios de su oración y una confesión de confianza absoluta en quien es su roca y redentor.

B) La SIMBOLOGÍA podemos agruparla en torno a estos elementos:

- la simbología SOLAR de hondo contenido en todas las civilizaciones y elemento esencial en el paisaje palestinense. Conviene destacar lo que ya señalábamos más arriba; el sol es sólo criatura de Dios; como cantaba Francisco de Asís: "De ti, Altísimo, lleva significación";

- en el v. 6 aparecen nuevos símbolos que nos hablan de la alegría del esposo al comenzar el día o del contento del héroe que ha vencido a su enemigo o de la fuerza del atleta que logra una marca especial en su carrera. Tres símbolos que nos hablan "del dinamismo, de la energía, del movimiento" (G. Ravasi);

- en la segunda parte destaca el v. 11 donde la ley es comparada con el oro y la miel, símbolo que nos recuerda que la ley es puro don, simple gratuidad y la fascinación que surge ante ella como expresión del amor de Yahvé.

3 . PISTAS PARA LA ORACIÓN.

A lo largo de las reflexiones anteriores han ido surgiendo pistas que nos facilitan la oración del salmo. A ellas podemos añadir estas otras:

A) La primera, como siempre, nos viene dada por la lectura que la Iglesia hace del salmo en la liturgia. Y en primer lugar apuntamos algunos textos a los que acompaña como salmo responsorial, es decir, como respuesta oracional de la asamblea cristiana ante la Palabra: Rm 1,16-25 y Sab 13,1-9: en ambos textos se habla de la posibilidad de conocer a Dios a través de las cosas visibles, aunque el hombre se ha detenido en ellas sin llegar a Dios. Desde aquí el salmo se convierte en oración confiada a Dios para que nos abra los ojos a fin de contemplar la palabra que nos dice la creación. Heb 4,12-13 nos habla de la palabra de Dios, viva y eficaz, tajante como espada de doble filo, pero, como dice el salmo, también "descanso del alma" (v. 8), capaz de instruir al ignorante (v. 8) y de alegrar el corazón (v. 9a), luz potente que alumbra en la oscuridad (v. 9b), fuente de riqueza y satisfacción (v. 11).

B) Son también una buena pista los dos títulos que acompañan a las dos partes en la Liturgia de las Horas: la primera es leída en clave cristológica al ponerle como título: "Nos visitará el Sol que nace de lo alto... para guiar nuestros pasos por el camino de la paz" (Lc 1,78-79); el otro título: "Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto" (Mt 5,48), nos invita a leer el himno a la ley desde el Sermón de la Montaña.

C) El salmo, en fin, debe llevarnos a pedir al Señor un corazón limpio y unos ojos claros para descubrir el mensaje sereno, la voz sin palabras que nos llega de la creación: "Dichosos los limpios de corazón, porque ésos van a ver a Dios" (Mt 5,8). Si así lo hacemos, estaremos también nosotros entre aquellos por quienes Jesús bendice al Padre: "Bendito seas, Padre, porque lo has revelado a la gente sencilla" (Mt 11,25). Por el contrario, si nuestro corazón está embotado, miraremos con los ojos sin ver y oiremos con los oídos sin oír (Is 6,9-10), con lo que seremos condenados.

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