Conmemoración de los Fieles Difuntos


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Como todos los años nuestro calendario nos ofrece un día emotivo y sincero para recordar, de una manera epecial a todos los fallecidos. A todos lo que están cerca del Señor. También como todos los años la parroquia ha celebrado un funeral comunitario para recordar a todos nuestros hermanos. Este año ha presidido el Párroco, hno. Benjamín Serrano.

En la homilia ha cometado que esta es una de las celebración con mucha tradición dentro de la Iglesia católica, que suele empezar el día uno con la visita de los cementerios. Y la liturgia y la espiriritualidad del día nos invita a reflexionar sobre la muerte, sobre todo ahora que nuestra sociedad trata de ocultar, disimular, esconder e incluso ridiculizar un tema como es la muerte.

Y la muerte no es una opción, es algo que está ahí, cerca, y siempre nos llega y nos toca; tanto al dejar de respirar, cuando nos llegue ese momento fianl o cuando vamos perdiendo poco a poco la vida al irnos haciendo mayores o ancianos, cuando dejamos de ser jóvenes, cuando se pierde la salud, cuando se pierde la cabeza... La muerte es algo con lo que hay que contar.

Porque también nos puede tocar muy cerca cuando perdemos un ser querido. Y esa es una experiencia que, posiblemente, tenemos todos. Alguien querido que se ha ido pero del que nos queda si experiencia y su forma de actuar y su recuerdo.

Y sin llegar a algo tan cercarno es cierto que la muerte nos rodea, es algo que golpea en todos lados, sobre todo en esta cultura de la muerte: guerras, terrorismo, abortos, droga, los que mueren de hambre o enfermedades facilmente curables en el Tercer y Cuarto Mundo por el egoismo del Primero, muertes que podrían ser evitadas si viviermos el mandamiendo de la vida.

Pero al mismo tiempo que se pueden hacer estas reflexiones hay que mirar la muerte con optimismo., ya que la muerte es lo que hay antes de la resurrección, lo que hay antes de la nueva vida. Lo que hay antes de la alegre presencia del Señor.

Optimismo porque nuestra fe nos dice que Cristo murió y resucito para que nosotros pudieramos tener una vida, vida plena, vida eterna, al lado de nuestro Padre Dios.

Y este mensaje optimista viene bien presentado en el Evangelio que hoy se proclamó (Jn 14,1ss). Con la resurreción de Jesús, la muerte ha perdido su agijón, su fuerza, su tragedia. Ya no es algo definitivo, sino que, como decía san Francisco, la muerte es una hermana que nos lleva al lado del Dios de la vida.. Si creemos en eso entraremos en esa nueva vida prometida. Y el Evangelio también dejaba claro cómo se puede entrar en esa vida: Mediante Jesús. El nos muestra el camino, mejor dicho es el camino. En la vida enterna se entra poniendo nuestro pasos en las huellas que Cristo nos ha dejado. Se puede decir más alto pero no más claro. Sabemos que ese camino está formado por el Evangelio que se proclama en la Fiesta de todos los Santos: Las Bienaventuranzas se convierten así en las pista esenciales, fundamentale que el propio Jesús nos ha dado para avanzar por nuestra vida.

También la conmemoracíón de hoy es un mensaje para todos lo que tenemos que morir. Una labor que tenemos es aprender a morir. La muerte no es lo último no es el inicio del vacio o de la deseperanza. La muerte es un paso que nos permite llegar a Dios. Toda la Biblia, desde el Genesis no habla de esa realidad: Si Dios nos creó a su imagen y semejanza no es para desaparecer en la nada. Nos hizo de esa manera para estar con él toda la eternidad.

Y una última idea que manejó fue que la celebración y el día en sí es una invitación a la oración por los fallecidos. Algo que tiene sentido, ya que todos cometemos errores y necesitamos el perdón de Dios. Necesitamos de su misericordia. Ese es uno de los motivos por el que siempre es un gesto de gratitud hacia los demas: desear que el otro pueda llegar a ser abrazoados por Dios y al mismo tiempo alcanzar la misericordia de Dios para nuestros errores.

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