Thomas Merton "Conjeturas de un espectador culpable", 298-300.

“Lo que es nuevo en la teología moderna no es el mensaje esencial, sino nuestro modo de repensarlo,nuestro descubrimiento, en él, de perspectivas que habíamos perdido”.

"Ha de haber teología, y la teología ha de ser abstracta, al menos hasta cierto punto. Lo que importa es que el propio teólogo no trate con una fría "desencarnación", un Cristo mental que ya no le sea visible cuando encuentra a su prójimo. El pecado de la mala teología ha sido ese precisamente: poner a Cristo contra el hombre, y considerar a todos los hombres de carne y hueso como "no-Cristo": dividir a los hombres arbitrariamente según su conformidad con nuestro propio Cristo limitado, mental y desencarnado, y decidir sobre esa base que la mayor parte de los hombres son "anti-Cristo". Eso deja al descubierto a nuestra teología. En tal momento, no tenemos que poner en discusión a la humanidad, sino a nuestra teología. Una teología que acaba en desamor no puede ser cristiana".

"Lo que necesitamos es una comprensión más profunda de Cristo y del misterio de su presencia en el mundo, en el hombre".



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