SALMO 17 (16).“Levántate, Señor: Tú, el Justo, doblega al enemigo”

1. Señor, escucha mi apelación,

atiende a mis clamores,

presta oído a mi súplica,

que en mis labios no hay engaño:

2. emane de ti la sentencia,

miren tus ojos la rectitud.

3. Aunque sondees mi corazón,

visitándolo de noche,

aunque me pruebes al fuego,

no encontrarás malicia en mí

4. Mi boca no ha faltado

como suelen los hombres;

según tus mandatos, yo me he mantenido

en la senda establecida.

5. Mis pies estuvieron firmes en tus caminos,

y no vacilaron mis pasos

6. Yo te invoco porque tú me respondes, Dios mío, inclina el oído

y escucha mis palabras.

7. Muestra las maravillas de tu misericordia,

tú que salvas de los adversarios

a quién se refugia a tu derecha.

8. Guárdame como

a las niñas de tus ojos,

a la sombra de tus alas escóndeme

9. de los malvados que me asaltan,

del enemigo mortal que me cerca.

10 Han cerrado sus entrañas

y hablan con boca arrogante,

11. ya me rodean sus pasos,

se hacen señas con los ojos para derribarme,

12. como un león, ávido de presa,

como un cachorro agazapado en su escondrijo.

13. Levántate, Señor,

hazle frente, doblégalo;

que tu espada me libre del malvado

14. y tu mano, Señor, de los mortales;

mortales de este mundo:

sea su lote esta vida;

de tu despensa les llenarás el vientre,

se saciarán sus hijos

y dejarán a sus pequeños lo que sobra.

15. Pero yo con mi apelación

vengo a tu presencia,

y al despertar me saciaré do tu semblante.


1. AMBIENTACIÓN.

De todos es sabido que la mayoría de los salmos, en el texto hebreo, llevan unos títulos con indicaciones diversas, diferentemente interpretadas también. Al que hoy comentamos le anteceden dos indicaciones que pueden ayudarnos a situarlo en un contexto válido para la oración.


La primera indicación le califica de TEFILLAH, denominación que aparece en otros pocos salmos (17, 86, 90, 102) y que es traducida como PLEGARIA, ORACIÓN. Con ello se nos está dando una pista de interpretación del salmo. Pero cabe preguntar: ¿no son oraciones todos los salmos? Ciertamente que todos ellos encierran "admirables tesoros de oración", como dijo el concilio Vaticano II (DV 15). Es también muy verdadero lo que escribió Lutero: "Todo cristiano que quiera rezar debería servirse del salterio... Todo lo que un alma piadosa desea expresar con la oración lo encuentra formulado en los salmos de una manera tan perfecta y conmovedora que ninguno podría expresarlo mejor. El salterio educa y nos fortalece con la oración" (citado por G. Ravasi). Pero es cierto también que esta indicación nos debe obligar a situarnos ante este salmo en un clima de oración confiada, abierta, vaciada en las manos del Dios justo que no abandona a sus fieles.


La segunda indicación del texto hebreo atribuye la paternidad a David. Y, aunque en la actualidad esto sea interpretado diversamente, parece que el recordar las circunstancias por las que el rey pasó y que pudieron ser la ocasión propicia para orar con esas o parecidas palabras, puede ser una ayuda para orar nosotros este salmo. La envidia de Saúl (“vio Saúl que Yahvé estaba con David y que toda la casa de Israel le apreciaba, tuvo más miedo a David y fue su enemigo durante toda su vida”, 1Sam 18,28) fue la causa de sus desdichas y de las peripecias que tuvo que sufrir, vivamente narradas en 1Samuel. Recordar la injusta persecución a la que se vio sometido David, que, por otra parte, respondió con una impresionante generosidad frente a su perseguidor (1Sam 24,1ss; 26,8ss), abrirá nuestra vida a todos los injustamente perseguidos a lo largo y ancho de la historia humana.


Son dos puntos de partida que nos ayudarán a situarnos en clave de oración frente a este salmo caracterizado unánimemente por los comentaristas: “plegaria muy variada y súplica llena de temor, pero también de confianza” (G. Ravasi); “plegaria confiada de un justo que no tiene conciencia de haber ofendido a Dios y es acusado por la calumnia u hostilidad de gentes impías” (M. García Cordero); “súplica encendida y apremiante” (J. Collantes); “testimonio de una finura de alma y de una altura religiosa no con frecuencia conseguida” (A. González).


2. ANÁLISIS.


Desde esta situación acerquémonos ahora al salmo para facilitar su oración:


A) El primer aspecto que llama la atención es su parecido con el Sal 16 (15). En ambos destaca una radical y profunda confianza en Dios, cuya fidelidad inamovible es el fundamento de toda salvación y esperanza. Junto a esta idea fundamental las semejanzas pueden verse también en aspectos literarios. Con todo hay también matices peculiares en cada uno: mientras ambos afirman que la “máxima felicidad consiste en vivir en comunidad con Dios” (M. García Cordero), el peligro que acecha al orante es lejano y está casi conjurado en el Sal 16, en tanto que en éste es algo vivo, inmediato, real, lleno de fuerza.


B) En segundo lugar queremos destacar la SIMBOLOGÍA de este salmo, calificado como "canto cargado de fantasía y pasión" (G. Ravasi). Precisamente la cercanía y agudeza del peligro que acecha al orante, le hace emplear símbolos de gran expresividad, dentro del esquema básico de un JURAMENTO DE INOCENCIA, frecuente en otros salmos o textos bíblicos:


- se emplean símbolos relacionados con la INVESTIGACIÓN o VERIFICACIÓN de la rectitud e inocencia del orante (v. 2). Según esto, además de la indicación del oído (v. 1c) y los ojos (v. 2c), destaca el símbolo del FUEGO y el CRISOL (v. 3c) que nos presentan a Dios como un fuego purificador que, separando la ganga del metal, revela la pureza de la conciencia del orante;


- conviene destacar también, por su fuerza y belleza plástica, el simbolismo empleado en el v. 8: las PUPILAS y las ALAS señalan el paso de un examen fiscal a la atención y preocupación por una persona querida, preocupación cuidadosa e instintiva de quien puede salvar de todo peligro por muy grave que sea;


- al igual que en el Sal 16, destaca también la simbología de carácter SOMÁTICO que intenta referirse a la vida total del hombre: el CORAZÓN (v. 3a), asiento de la conciencia del ser humano y referencia a su vida intelectual, volitiva y sensitiva; la BOCA (v. 4a), clara referencia al mundo de la palabra y la comunicación, de tanta importancia en una civilización oral; los PIES (v. 5a), símbolo del comportamiento y las acciones del hombre. De esta manera el orante, en todo su conjunto personal, se pone en la presencia de Yahvé, el juez justo, para que le examine y descubra su inocencia y rectitud;


- para completar este acercamiento a la simbología, nos referimos a otros símbolos que ayudan a entender el carácter agudo del peligro que acecha al salmista. Destaquemos uno tomado del mundo de las fieras salvajes (v. 12), que ya encontramos en salmos anteriores (10, 9): habla de la brutalidad de la agresión realizada con prontitud y crueldad. Hay otro relacionado con el mundo de la caza o de la guerra (v. 11) en el que, de forma plástica, el orante pinta la actitud de los enemigos;


- frente a la actuación de éstos, se presenta la actuación de Dios a través de un simbolismo judicial y bélico (v. 13): con la invocación típica de las súplicas, se pide que su ESPADA se enfrente a las armas de los enemigos.


C) Hacemos ahora un rápido acercamiento al CONTENIDO del salmo que "paradójicamente es fácil y complejo al mismo tiempo, porque la línea de pensamiento del orante es muy clara, pero se pierde muchas veces por la situación oscura e incierta del texto" (G. Ravasi):


- v. 1 abc: se trata de la introducción: se pide la intervención de Dios después de examinar la honradez y rectitud del orante;


- vv. 1d-5: es una PROTESTA DE INOCENCIA: el orante, con gran seguridad, se presenta confiado en su inocencia, recordándonos la actitud de Job (31,35-37). Esta protesta es, a la vez, una declaración de fidelidad a Yahvé: hay en el orante una opción fundamental por él, opción que abarca todas las dimensiones de la persona y que se manifiesta en el seguimiento de las sendas del Señor. Precisamente “la conciencia de ir por las huellas de Dios... es lo que da certeza de inocencia y con ello de seguridad en su destino” (A. González);


- v. 6: introducción a la súplica concreta: se presenta a Dios al que se invoca de una forma personal, como juez que escucha e interviene en consecuencia;


- vv. 7-15: es la verdadera súplica y aparece estructurada en tres estrofas: en la primera (vv. 7-9), después de recordar los actos salvíficos que Yahvé realiza por su fidelidad y misericordia, se pide su protección (v. 8) frente al asalto de los enemigos (v. 9). En la segunda (vv. 10-12) se presenta la forma antitética de actuar de los enemigos, actuación arrogante y violenta. En la tercera (vv. 13-15) se concreta la llamada a la actuación de Dios (v. 13), actuación con dos efectos diferentes: para los enemigos el salmista pide “que Dios les conceda lo que tanto desearon: que les llene el vientre con esta vida de muerte sin horizonte” (J. Collantes) (según la traducción que el texto litúrgico oficial da del v. 14, muy diferentemente interpretado por el mal estado del texto); el justo, en cambio, encontrará en la actuación de Yahvé la plenitud de su vida: se saciará totalmente al contemplar el rostro de Dios y al vivir en comunidad plena con él (v. 15).


3. PISTAS PARA LA ORACIÓN.


¿Qué pistas podemos encontrar para rezar en cristiano este salmo? Desde el contexto que señalábamos al principio, podemos establecer este abanico de posibilidades:


A) La primera es la cristológica: rezar este salmo unido a Cristo, el justo por excelencia, en cuya boca nunca hubo engaño (v. 1d) y que, como nos dice Hebreos (5,7), "en los días de su vida mortal, presentó con violento clamor y lágrimas, oraciones y súplicas al que podía salvarlo desde la muerte".


B) Desde la línea anterior, podemos abrir una segunda pista a partir de lo que Jesús augura a sus discípulos: "Pondrán sus manos en vosotros, os perseguirán, os llevarán a las sinagogas y a las cárceles y os harán comparecer ante los reyes y gobernadores por causa de mi nombre" (Lc 21,12). En esta situación debemos ser solidarios con todos los hermanos, como aconseja Pedro: "Resistid firmes en la fe, sabiendo que vuestros hermanos, esparcidos por el mundo, soportan los mismos padecimientos" (1Pe 5,9). Desde esta pista podemos entender que la Liturgia de las Horas sitúe este salmo en el oficio de los mártires.

C) Huyendo de fáciles demagogias, tenemos que rezar este salmo sintiéndonos profundamente solidarios con los millones de hombres y mujeres perseguidos y condenados por tribunales injustos, vendidos al poder de turno, que los ha despojado de sus derechos más íntimos a pesar de su honradez y rectitud. Con todos esos hermanos nuestros debemos elevar al cielo nuestro grito: "Levántate, Señor" (v.13), convencidos de que Él, el juez justo, responde siempre (v.6).

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