Voltaire, Del Tratado sobre la tolerancia

Testimonios contra la intolerancia



Es impiedad quitar la libertad a los hombres en materia de religión, impedir que escojan una divinidad: ningún hombre, ningún dios, querrían un culto forzado. (Apologética, capítulo XXIV.)

Si se emplease la violencia en defensa de la fe, los obispos se opondrían a ello. (San Hilario, lib.1.°)

La religión forzada ya no es religión: hay que persuadir y no forzar. La religión no se ordena. (Lactancio, lib. III.)

Es una herejía execrable querer atraerse por la fuerza, por los golpes, por los encarcelamientos a aquellos a los que no se ha podido convencer por la razón. (San Atanasio, lib.1.°)

No hay nada más contrario a la religión que la fuerza. (San Justino, mártir, lib. V.)

¿Perseguiremos a aquellos a los que Dios tolera?, dice san Agustín antes de que su disputa con los donatistas le volviese demasiado severo.

Que no se haga ninguna violencia a los judíos. (Cuarto con­cilio de Toledo, canon cincuenta y seis.)

Aconsejad, no forcéis. (Carta de san Bernardo.)

No pretendemos destruir los errores por la violencia. (Dis­curso del clero de Francia a Luis XIII.)

Siempre hemos desaprobado los procedimientos riguro­sos. (Asamblea del clero, 11 agosto, 1560.)

Sabemos que la fe se persuade y no se ordena. (Fléchier, obispo de Nimes, carta 19.)

No se deben emplear términos insultantes. (El obispo Du Bellay, en una Instrucción pastoral.)

Acordaos de que las enfermedades del alma no se curan por la fuerza y la violencia. (El cardenal Le Camus, Instrucción pastoral de 1688.)

Conceded a todos la tolerancia civil. (Fénelon, arzobispo de Cambrai, al duque de Borgoña.)

La imposición forzosa de una religión es prueba evidente de que el espíritu que la guía es un espíritu enemigo de la ver­dad. (Dirois, doctor de la Sorbona, libro VI, cap. IV.)

La violencia puede hacer hipócritas; no se persuade cuan­do se hacen resonar amenazas por todas partes. (Tillemont, His­toria eclesiástica, t. VI.)

Nos ha parecido conforme a la equidad y a la recta razón seguir las huellas de la antigua Iglesia, que nunca empleó la vio­lencia para establecer y difundir la religión. (Amonestación del parlamento de París a Enrique II.)

La experiencia nos enseña que la violencia es más capaz de irritar que de curar un mal que tiene su raíz en el espíritu, etc. (De Thou, Epístola dedicatoria a Enrique IV.)

La fe no se inspira a cintarazos. (Cerisiers, Sobre los reinados de Enrique IV y Luis XIII.)

Es un celo bárbaro aquel que pretende implantar la reli­gión en los corazones, como si la persuasión pudiese ser el efec­to de la fuerza. (Boulainvilliers, Situación de Francia.)

Pasa con la religión como con el amor: el mandato nada puede, la fuerza aún menos: no hay nada más independiente que amar y creer. (Amelot de La Houssaie, sobre las Cartas del cardenal de Ossat.)

Si el cielo os ha amado lo bastante para haceros ver la ver­dad, os ha hecho una gran gracia; ¿pero corresponde a los hijos que tienen la herencia de su padre odiar a los que no la han teni­do? (El espíritu de las leyes, lib. XXV.)

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