Salmo 11 (10): “El Señor es mi refugio. Sus ojos observan al mundo”

1. Al Señor me acojo, ¿por qué me decís:
"Escapa como un pájaro al monte,
2. porque los malvados tensan el arco,
ajustan la saeta a la cuerda,
para disparar en la sombra contra los buenos?
3. Cuando fallan los cimientos,
¿qué podrá hacer el justo?
4. Pero el Señor está en su templo santo,
el Señor tiene su trono en el cielo:
sus ojos están observando,
sus pupilas examinan a los hombres.
5. E1 Señor examina a inocentes y culpables,
y al que ama la violencia él lo odia.
6. Hará llover sobre los malvados ascuas y azufre,
les tocará en suerte un viento huracanado.
7. Porque el Señor es justo y ama la justicia,
y los buenos verán su rostro.

1. AMBIENTACIÓN.

“Sustancia del lenguaje y lenguaje del silencio, he aquí lo que es la oración: un ambiente, un proyecto total que vigila al ser para mejor librarle. Gran explicación de la existencia, la oración la ritma y la modela a la vez. Quitad la oración a nuestro pueblo y habréis condenado su alma al silencio. Y es que es posible vivir, o al menos subsistir, sin esperanza y acaso incluso sin verdad, pero no sin oración. Porque orar significa presión, movimiento hacia el exterior y el interior, movimiento hacia la vida. La oración es, en el pleno sentido del término, un acto de fe. Fe en Dios y en la historia, fe en Dios como maestro de la historia, tanto como todopoderoso y caritativo. Rezar quiere decir mostrarse capaz de medir nuestras carencias tanto como nuestras posibilidades, de apreciar a la vez nuestro ser y nuestro devenir, de recibir tanto como de dar. Sin esta facultad el hombre sería privado de una dimensión esencial".

La cita ha sido larga, pero merece la pena profundizarla, porque estas palabras de Elie WIESEL son la mejor introducción para orar el salmo que comentamos, como, por otra parte, cualquier otro salmo. No en vano alguien ha escrito: “Crecerán en ti la confianza y el abandono y tendrás coraje para afrontar las pruebas de la vida si rezas con el salmo 11”. Y es que este salmo es una ardiente súplica, arrancada por la fe inquebrantable en el Señor.

Así lo reconocen los distintos comentaristas: “una deliciosa poesía llena de paz y serenidad” (G. Ravasi); “una abierta profesión de la confianza en Dios, con desafío a todos los peligros" (A. González). Y es desde estos sentimientos como tenemos que acercarnos a este salmo definido por Jacquet como "pequeña tragedia" en dos actos en los que se contraponen la sabiduría humana y la sabiduría divina.

2. ANÁLISIS.

Un acercamiento rápido a la dimensión literaria y al contenido del salmo nos ayudará a profundizar en él. Distinguimos tres aspectos:

A) El primero nos lleva a los PERSONAJES que aparecen en este breve poema. Como toda súplica, tiene una composición triangular:

- DIOS, vértice supremo que actúa sobre los otros dos. Él es refugio (v. 1a), que reside en el templo, pero que tiene su trono en el cielo (v. 4); examina de manera distinta al justo (v. 7) y al malvado (vv. 5b-6). Se le presenta con tres imágenes de gran fuerza: atento observador y escrutador de cuanto sucede en la humanidad (ver salmos 33, 13-15; 102, 20; 113, 5-6; 139); un Dios guerrero que actúa eficazmente y, en relación con las dos anteriores, un Dios juez que premia y castiga (vv. 6-7);
- JUSTO: no representa a ninguno en concreto, sino que se refiere a todo ser humano injustamente perseguido. Su "hacer" (v. 3b), humanamente imposible, se torna posible por la acción de Dios, su refugio (v. la), del que espera contemplar el rostro (v. 7b). Y esto no sólo en el más allá, sino ya aquí y ahora: en el templo y en la conciencia de su cercanía con el Dios justo;
- IMPÍO-MALVADO: actúa arteramente contra el justo (v. 2); ama la violencia (v. 5) y por ello recibe, en justa recompensa, "ascuas, azufre y un viento ardiente" (vv. 5b-6).

B) Debemos tener en cuenta también la SIMBOLOGÍA empleada por el salmo. Destacamos sólo la presencia de una serie de oposiciones que sirven de telón de fondo a la antítesis fundamental: a la huida vergonzante se opone el asilo salvador de Dios (v. 1); al asalto militar y cazador del malvado sobre el justo (v. 3), el asalto cósmico de Dios sobre el impío (v. 6); a la oscuridad de los malvados (v. 2b), la luz penetrante de la mirada divina (vv. 4-5). Incluso podemos encontrar subyacente una oposición entre la tierra y la esfera sagrada del cielo, donde está el trono de Dios y donde se encuentra el verdadero refugio.

C) Un rápido acercamiento al CONTENIDO del salmo completará esta aproximación para facilitar su oración:

- v. 1: es una confesión de fe y confianza que opta por el refugio protector de Yahvé, "goel" de los débiles. Está, por lo demás, en línea con toda la fe yahvista: "Confía en Dios que él te ayudará; espera en él y te allanará el camino" (Eclo. 2, 6-7);

- vv. 2-3: en una escena movida y como "atravesada por los silbidos de las flechas" (G. Ravasi), se describe el triunfo aparente del malvado frente a la aparente y total indefensión del justo. Ravasi, profundizando en esta escena, señala que presentaría un mundo "acósmico", descentrado por la irrupción del mal como una anticreación. Desde aquí identifica al justo de v. 3b con el Justo por antonomasia, Dios: ante esa actuación destructora de los cimientos mismos del cosmos, ¿Dios, el Justo, permanecerá mudo, indiferente? Quizá esta interpretación adquiera más fuerza si la leemos a la luz de la moderna composición titulada "Antigénesis": “Al fin el hombre acabó con el cielo y con la tierra. La tierra era bella y fértil... y el espíritu de Dios llenaba el universo... De pronto se produjo un gran terremoto en toda la superficie de la tierra. La tierra volvió a ser un mundo vacío y sin orden; toda la superficie del océano se cubrió de oscuridad y el espíritu de Dios aleteaba sobre las aguas”;

- vv. 4-6: descripción gozosa de la auténtica victoria, la del justo: el Dios aparentemente lejano y silencioso, observa y examina (v. 4) para actuar como conviene (vv. 5-6). Estos versículos tenemos que encuadrarlos en las grandes teofanías (Éx 19,18);

- v. 7: vuelve el telón de fondo del salmo, porque la esperanza del justo no es, ante todo, la condena del malvado, sino, más bien, ver el rostro del Señor, entrar en comunión de vida con Dios. De ahí que, según Ravasi, este versículo deberíamos leerlo a la luz de 1Cor 13,12: “Ahora vemos confusamente en un espejo, mientras entonces veremos cara a cara; ahora conozco limitadamente, entonces comprenderé cómo Dios me ha comprendido”.

3. PISTAS PARA LA ORACIÓN.

Después de este acercamiento al contenido del salmo queremos señalar algunas pistas para orarlo en cristiano:

A) La primera nos la proporciona el uso litúrgico:
- en el leccionario acompaña como salmo responsorial a Hech 28, 16-20.30-31 que nos presenta a Pablo prisionero en Roma “por confesar la esperanza de Israel”. ¿Con qué fuerza rezaría Pablo: “A1 Señor me acojo. ¿Por qué me decís: escapa como un pájaro al monte?”;

- en la Liturgia de las Horas aparece dos veces: una de ellas acompañado de este "título": "Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados", título que nos orienta a orarlo en la clave del Sermón de la Montaña. La segunda vez lo encontramos en el oficio de un mártir. ¿Cómo no orarlo desde las palabras de san Ignacio de Antioquía: "Dejad que sea pasto de las fieras, ya que ello me hará posible alcanzar a Dios. Soy trigo de Dios y he de ser molido por los dientes de las fieras para llegar a ser pan limpio de Cristo”? ¿O las del mártir del s. XX el obispo Romero: "El martirio es una gracia de Dios que no creo merecer. Pero si Dios acepta el sacrificio de mi vida, que mi sangre sea semilla de libertad y la señal de que la esperanza será pronto una realidad"?

B) Podemos encontrar también claves para la oración cristiana del salmo en algunos textos que citamos sin más explicaciones: "Venid a mí los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré; cargad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas" (Mt 11,28-29); "Vosotros sentís alzarse el grito de los pobres (Sal 9,13; Job 34,28; Prov 21,13), desde el fondo de su indigencia personal y de su miseria colectiva. ¿No es quizá para responder al reclamo de estas criaturas privilegiadas de Dios, por lo que ha venido Cristo, llegando incluso a identificarse con ellos? En un mundo en pleno desarrollo, esta permanencia de masas y de individuos miserables es una llamada insistente a una conversión de la mentalidad y de los comportamientos, en particular para vosotros que seguís más de cerca a Cristo en su condición terrena de anonadamiento. Esta llamada, resuena en vuestros corazones de una manera tan dramática que, a veces, algunos de vosotros sienten también la tentación de una acción violenta. Siendo discípulos de Cristo, ¿cómo podríais seguir una vida diferente a la suya?" (Evangelica Testificatio 17). En última instancia podemos orar el salmo desde el grito de Juan Pablo II: "¡Hambre de Dios, sí! ¡Hambre de pan, no!".

C) Por último, el tiempo de Adviento-Navidad en que aparecen estas notas, tiempo, según Pablo VI en la Marialis Cultus, "especialmente mariano", puede ayudarnos a orar este salmo la contemplación de María, la Humilde servidora del Señor (Lc 1,38), porque, en expresión del concilio Vaticano II, "sobresale entre los humildes y los pobres del Señor que confiadamente esperan y reciben de Él la salvación" (LG.55).

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