Salmos 9 y 10:“Levántate, Señor, que el hombre no triunfe”

2. Te doy gracias, Señor, de todo corazón,
proclamando todas tus maravillas;
3. me alegro y exulto contigo
y toco en honor de tu nombre, oh Altísimo.
4. Porque mis enemigos retrocedieron,
cayeron y perecieron ante tu rostro.
5. Defendiste mi causa y mi derecho
sentado en tu trono como juez justo.
6. Reprendiste a los pueblos, destruiste al impío
y borraste para siempre su apellido.
7. El enemigo acabó en ruina perpetua,
arrasaste sus ciudades y se perdió su nombre.
8. Dios está sentado por siempre
en el trono que ha colocado para juzgar,
9. El juzgará el orbe con justicia
y regirá las naciones con rectitud.
10. Él será refugio del oprimido,
su refugio en los momentos de peligro.
11. Confiarán en ti los que conocen tu nombre,
porque no abandonas a los que te buscan.
12. Tañed en honor del Señor, que reside en Sión,
narrad sus hazañas a los pueblos;
13. él venga la sangre, él recuerda
y no olvida los gritos de los humildes.
14. Piedad, Señor, mira cómo me afligen mis enemigos,
levántame del umbral de la muerte,
15. para que pueda proclamar tus alabanzas
y gozar de tu salvación en las puertas de Sión.
16. Los pueblos se han hundido en la fosa que hicieron,
su pie quedó prendido en la red que escondieron.
17. El Señor apareció para hacer justicia,
y se enredó el malvado en sus propias acciones.
18. Vuelvan al abismo los malvados,
los pueblos que olvidan a Dios.
19. Él no olvida jamás al pobre,
ni la esperanza del humilde perecerá.
20. Levántate, Señor, que el hombre no triunfe:
sean juzgados los gentiles en tu presencia.
21. Señor, infúndeles terror, y aprendan los pueblos
que no son más que hombres.

1. AMBIENTACIÓN.

La primera nota que debemos destacar al acercarnos a estos salmos es que, a partir de aquí, comienza la dispar numeración entre el texto hebreo, que numera dos salmos, y las versiones occidentales que los presentan como una pieza única. La mayoría de los autores creen que, en origen, formarían un solo salmo. Apuntan como razones para defender esta unidad: la forma literaria que emplea el acróstico alfabético (aunque faltan algunas letras), la carencia de título en el Sal 10, dentro de una serie de salmos titulados; la unidad de léxico y de modelos empleados; la continuidad temática... Sin embargo, señalan también otras razones que llevarían a la diversidad. En cualquier caso, conviene tener en cuenta lo que señala A. González: "La unidad de los dos salmos y la coherencia de sus partes depende, en último término, del ahondar en su sentido y en la función de sus elementos en el todo; se puede decir que es uno, pero es la interpretación la que tiene que hacer ver esa unidad". En estas breves notas los unificaremos en el comentario.

Sin embargo, conviene tener en cuenta otros dos aspectos que destacan los autores. Uno de índole material y formal: la mala conservación del texto, que hace exclamar a Alonso Schökel: “El estado de conservación de estos versos es desesperante”. El otro aspecto trata de destacar el eje que recorre toda la composición: según la mayoría de los comentaristas, más que una sola idea, serían una serie de cuadros, de escenas que pretenden crear una disposición adecuada en el orante. “Más que desarrollar un tema, busca producir una impresión, crear una convicción” (A. González). A pesar de todo, se puede señalar que el hilo conductor de toda la composición es la suerte del humilde oprimido por el malvado, situación ante la cual Dios debe actuar para reprimir a los impíos liberando de la persecución a los fieles (G. Ravasi). Desde aquí se ha podido definir estos salmos como “monumental manifiesto de los anawin”.

2. ANÁLISIS.


Como venimos haciendo habitualmente en este sencillo acercamiento a los salmos, en este segundo apartado queremos profundizar un poco en la estructura interna del salmo. Pero con una finalidad muy concreta: facilitar la oración cristiana del mismo.

En estos salmos destacamos dos aspectos fundamentales:


A) La ESTRUCTURA: como en las súplicas, es triangular, teniendo como vértices a los pobres, a Dios y a los enemigos-malvados-impíos:

- los POBRES: acabamos de decir cómo, para algunos comentaristas, ésta sería la idea clave. Si buscáramos una definición de los mismos se podrían destacar las dos notas que señala 9,11: pobres son los que conocen el nombre del Señor y los que buscan al Señor. Serían los representantes de los verdaderos fieles expuestos a vejaciones y explotaciones que, ante la indiferencia de los hombres, levantan la voz pidiendo insistentemente la intervención de Dios;

- DIOS: es el juez justo que, sentado en su trono (9,5-8), libra al oprimido, al humilde, al pisoteado. É1 conoce las injusticias y opresiones que se ejercen sobre los pobres, aunque su actuación es desconcertante: guarda silencio (10,1), con lo que el impío y opresor triunfa y se envalentona gritando confiado: “No hay Dios que me pida cuentas” (10,4). Sin embargo, la victoria es aparente: Dios, el juez justo, “venga la sangre, recuerda y no olvida los gritos de los humildes” (9,13); definición de Dios paralela a la que 9,11 nos da del pobre y que recuerda a Éx 3,7-8: “He visto la aflicción de mi pueblo en Egipto, he oído el clamor que le arranca su opresión y conozco sus angustias. He descendido para librarlo de la mano de los egipcios, sacarlo de aquella tierra y llevarlo a una tierra buena y espaciosa”. Por eso, desde este convencimiento absoluto, el pobre oprimido encuentra en Dios un refugio inexpugnable en los momentos de peligro (9,10);

- los IMPÍOS, opresores e injustos, constituyen el tercer vértice. Su ser y su actuar aparecen dibujados en estos salmos con trazos precisos: son ambiciosos y soberbios, ávidos del dinero que les hace autosuficientes (10,2-3). Desde este aparente poder se levantan contra Dios, contra el que, en su orgullo, blasfeman y al que niegan (10,3b-4.11). Desde esta negación práctica de Dios alejan de sí todo lo que suena a planes de Dios (10,5) y se convierten ellos mismos en un dios estable y permanente (10,6). Desde esta actitud frente a Dios se entiende su actuación frente a los pobres y humildes: continuamente les acechan para ponerles trampas en su camino (10,8-9), para intrigar contra ellos (10,2), para caer violentamente sobre ellos como la fiera sobre su presa (10,9). Sin embargo, el salmista se enfrenta a este retrato destructor con algo más fuerte: su fe inquebrantable en Yahvé, el juez justo, ante quien el impío retrocede (9,4), por quien es borrado de la faz de la tierra (9,6) y le hace hundirse en la fosa que cavó y enredarse en las redes que tendió contra el pobre (9,16). Cuando Yahvé se levanta, el impío opresor retrocede aterrorizado (9,21).


B) En este segundo momento haremos un rápido acercamiento a la dimensión literaria de este poema. Hemos señalado más arriba la complejidad temática notada por los especialistas. La división que realiza G. Ravasi nos puede ayudar a profundizar y orar mejor estos salmos:

a) 9,2-13: TODAH al Señor, juez justo: La TODAH es una oración de alabanza, con una estructura bipartita: a una acción de gracias y de alabanza por las maravillas realizadas por el Señor sigue una petición y súplica, que surge espontáneamente de la alabanza anterior, para que Dios siga actuando en favor de su pueblo. Dentro de esta todah podemos, pues, distinguir estas partes: vv. 2-3: confesión agradecida de la grandeza y poder de Dios; vv. 4-7: confesión de la destrucción y ruina de los impíos en el juicio de Dios; vv. 8-9: retrato de Dios sentado en su trono para juzgar; vv. 10-13: confesión gozosa de la salvación que el juicio de Dios trae para el pobre;

b) 9,14-21: SUPLICA ardiente al juez justo construida de forma antitética a partir de lo que el orante espera para el impío (su derrota y condena) y el inocente (su victoria y salvación). La esperanza- del orante está fundada en la mirada de Dios (9,14) que es eficaz para con los creyentes;

c) 10,1-18: nueva súplica montada sobre dos interrogantes profundos: ¿Por qué callas, Señor? ¿Por qué triunfa el enemigo mientras que el creyente es oprimido? Desde aquí se entienden las distintas partes que encontramos: llamada angustiada a Dios (10,1.12-13); presentación del triunfo y opresión de los impíos (10,2-11); confesión, a pesar de todo, de la fe: Dios intervendrá y el justo será exaltado (10,17-18),


1. ¿Por qué te quedas lejos, Señor,

y te escondes en el momento del aprieto?
2. La soberbia del impío oprime al infeliz
y lo enreda en las intrigas que ha tramado.
3. El malvado se gloria de su ambición,
el codicioso blasfema y desprecia al Señor.
4.El malvado dice con insolencia:
"No hay Dios que me pida cuentas".
5. La intriga vicia siempre su conducta, aleja de su mente tus juicios,
y desafía a sus rivales
6.Piensa: "No vacilaré,
nunca jamás seré desgraciado".
7. Su boca está llena de maldiciones,
de engaños y de fraudes;
su lengua encubre maldad y opresión;
8. en el zaguán se sienta al acecho,
para matar a escondidas al inocente.
Sus ojos espían al pobre;
9. acecha en su escondrijo,
como león en su guarida,
acecha al desgraciado para robarle, arrastrándolo a sus redes;
10. se agacha y se encoge
y con violencia cae sobre el indefenso.
11. Piensa: "Dios lo olvida,
se tapa la cara para no enterarse".
12. Levántate, Señor, extiende tu mano,
no te olvides de los humildes:
13. ¿por qué ha de despreciar a Dios el malvado,
pensando que no le pedirá cuentas?
14. Pero tú ves las penas y los trabajos, tú miras y los tomas en tus manos.
A ti se encomienda el pobre,
tú socorres al huérfano.
15. Rómpele el brazo al malvado,
pídele cuentas de su maldad,
y que desaparezca.
16. El Señor reinará eternamente,
y los gentiles desaparecerán de su tierra.
17. Señor, tú escuchas los deseos de los humildes,
les prestas oído y los animas;
18. tú defiendes al huérfano y al desvalido:
que el hombre hecho de tierra
no vuelva a sembrar su terror.


3. PISTAS PARA LA ORACIÓN.


Teniendo en cuenta estos datos, podemos señalar estas tres pistas, de carácter más bien concéntrico, para ayudamos a rezarlos en cristiano:


A) La primera nos da el uso que de ellos hace la liturgia:


- en la LH aparecen acompañados de dos títulos: "De nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos" (lectura cristológica destacando la actuación del Juez justo); “Dichosos los pobres, porque vuestro es el reino de Dios”, título que nos lleva a hacer una lectura desde las bienaventuranzas;


- en el leccionario de la Eucaristía aparece acompañando a tres textos que nos ayudan a entenderlo: Hab 1,12-2,4, que plantea la pregunta fundamental: ¿Por qué callas, Señor, mientras los malos triunfan?, dando la respuesta definitiva: el silencio es aparente, lo mismo que el triunfo del impío; 1Mac 6,1-13, que presenta el final del perseguidor Antíoco frente al cual el salmo destaca alborozado el juicio de Dios que castiga a los impíos; Joel 1,13-15; 2,1-2, que presenta al día del Señor como día de oscuridad y tiniebla, ante el que el salmista confiesa su fe en la actuación del juez justo que salva a los que confían en él.


B) Una segunda pista podemos encontrarla si, levantando nuestros ojos de los pequeños problemas que nos absorben, descubrimos el grito angustiado de los pobres, de los oprimidos, de los injustamente pisoteados. “Es suficiente mirar la realidad de una multitud ingente de hombres y mujeres, niños, adultos y ancianos, de personas humanas concretas e irrepetibles que sufren el peso intolerable de la miseria. Son muchos millones los que carecen de esperanza debido al hecho de que, en muchos lugares de la tierra, su situación se ha agravado sensiblemente. Ante estos dramas de total indigencia y necesidad en que viven muchos de nuestros hermanos y hermanas, es el mismo Señor Jesús quien viene a interpelarnos (Mt 25,31-46)” (Sollitudo rei socialis, n. 13). ¿No es un buen contexto para elevar nuestra voz con las palabras del salmista?


C) También nos puede ayudar, en otra perspectiva, esta tercera pista: “Este salmo... es especialmente actual. Porque la verdad es que, hoy más que nunca, en medio de un mundo tan materializado y tan hostil a toda idea de trascendencia, es un verdadero milagro mantenerse fiel y constante a una fe que compromete toda la vida y a una esperanza en cosas que no se ven” (J. Collantes)

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