Salmo 8 “Grandeza de Dios y dignidad del hombre”

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2. ¡Señor, dueño nuestro,
qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
Ensalzaste tu majestad sobre los cielos.
3. De la boca de los niños de pecho
has sacado una alabanza contra tus enemigos,
para reprimir al adversario y al rebelde.
4.Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos,
la luna y las estrellas que has creado,
5. ¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él,
el ser humano, para darle poder?
6. Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad;
7. le diste el mando sobre las obras de tus manos,
todo lo sometiste bajo sus pies:
8. rebaños de ovejas y toros,
y hasta las bestias del campo,
9. las aves del cielo, los peces del mar,
que trazan sendas por el mar.
10. ¡Señor, dueño nuestro,
qué admirable es tu nombre en toda la tierra!



1. AMBIENTACIÓN.

En el verano de 1969 el ser humano ponía por primera vez los pies en la luna. En un breve texto escrito de su puño y letra entregado junto con una bandera del Vaticano que iba a ser colocada sobre la luna, Pablo VI escribió: "Para gloria del nombre de Dios que ha dado tan grande poder a los hombres, pedimos el éxito en esta admirable empresa". Más tarde, contemplando los desplazamientos de los astronautas sobre las arenas lunares desde el observatorio de Castelgandolfo, les dirigió un mensaje en el que resonaban palabras como éstas: "¡Gloria a Dios y honor a vosotros, artífices de la gran empresa espacial! Honor a las personas responsables, a los estudiosos, a los organizadores, a los realizadores... Honor, saludo y bendición a vosotros, conquistadores de la luna, pálida luz de nuestras noches y de nuestros sueños. Llevad a ella, con vuestra presencia viva, la voz del espíritu, el himno a Dios nuestro creador y nuestro Padre". Poder del hombre y alabanza de Dios unidos en un mismo y único movimiento, los dos elementos que encontramos en el salmo que comentamos.

Hablando de la dignidad del hombre y del valor de su actividad, unirá también los dos elementos el Concilio Vaticano II: "¿Qué es el hombre? Muchas son las opiniones que el hombre se ha dado y se da sobre sí mismo... La Biblia nos enseña que el hombre ha sido creado a imagen de Dios, con capacidad para conocer y amar a su Creador y que por Dios ha sido constituido señor de la entera creación visible, para gobernarla y usarla glorificando a Dios... Creado el hombre a imagen de Dios, recibió el mandato de gobernar el mundo en justicia y santidad, sometiendo a sí la tierra y cuanto en ella se contiene, y de orientar a Dios la propia persona y el universo entero, reconociendo a Dios como Creador de todo, de modo que con el sometimiento de todas las cosas al hombre sea admirable el nombre de Dios en el mundo" (GS 12.34). Quizá sean estos textos la mejor aproximación al Sal 8 que, a primera vista, parece estar dominado por esa inquietante pregunta que ha preocupado a los humanos a lo largo y ancho de su historia: ¿Qué es el hombre? Pregunta que Job, en medio de su desgracia, planteaba acongojado: “¿Qué es el hombre para que de él tanto te ocupes, para que pongas tu pensamiento en él, para que lo visites todas las mañanas y a cada instante lo sometas a prueba?” (Job 7,17-18). Pregunta inquietante, ciertamente, pero que, al profundizar en el salmo, se nos presenta como paso para llevar al centro del mismo: la grandeza y majestad de Dios, la alabanza admirada del Nombre de Dios en medio de la digna pequeñez del hombre: "¡Señor, dueño nuestro!, ¡qué admirable es tu nombre!".

2. ANÁLISIS.
Un rápido acercamiento a la estructura de este salmo, perteneciente al grupo de los himnos en los que se alaba a Yahvé no por sus atributos considerados intemporalmente, sino por la creación de sus maravillas en la historia, nos ayudará a profundizar en su contenido y a descubrir la línea fundamental de su desarrollo: la alabanza a la grandeza de Dios. Estructuralmente podemos dividirlo en dos partes que parecen estar pivotando sobre la pregunta central: “¿Qué es e1 hombre?” y que están incluidas, como en un fuerte abrazo, por un estribillo o antífona de admiración:

* Los vv. 2 y 10 que abren y cierran el salmo, son una alabanza entusiasmada dirigida al "Señor de todo ser y de quien todo ser dimana". Su grandeza y su poder se extienden por toda la tierra, revelando a los hombres su nombre salvador. A él se eleva ahora una alabanza que convierte al cosmos todo en un templo.

* Los vv. 2b-5 componen la primera de las dos grandes escenas cósmicas. En ella van a ser confrontadas la grandeza de Dios y la dignidad del hombre teniendo como telón de fondo la creación entera. Exaltando la grandeza de ésta, descubre la grandeza de Dios creador y la dignidad del hombre, convertido en voz de la creación. Su actitud contemplativa le lleva a prorrumpir en una alabanza realizada con la boca balbuciente y la inocencia de los niños de pecho, destacando su actitud frente a los adversarios y rebeldes que se olvidan del auténtico origen de toda la creación. Precisamente en su alabanza el salmista descubre que el hombre es pequeño y débil, hecho de barro y tierra, pero es, al mismo tiempo, objeto del recuerdo amoroso y complacido de Dios que cuida de él. Por eso se ha podido escribir que este salmo no es la exaltación apoteósica del hombre en clave humanística, sino "la celebración estupefacta de lo que hace al hombre ser único e irrepetible, esto es, la gracia de Dios, el amor, el recuerdo y la preocupación de Dios" (G. Ravasi).

* En los vv. 6-9 nos encontramos con la segunda escena en la que se confronta el poder del hombre con la fuente de donde mana, Dios. Sin grandes elucubraciones filosóficas o teológicas el salmista anuncia la dignidad y poder del hombre tal como lo ha recibido en la tradición religiosa, manifestando al mismo tiempo que "si el hombre es grande, como lo es, por pura donación de Dios-Creador que lo llamó a la existencia, esa grandeza excluye esencialmente la fatuidad de quien piense excluir a Dios de su vida... Si se prescinde de Dios, el hombre queda reducido a ser un poco de polvo; una pura caducidad sin esperanza" (J. Collantes). O, por decirlo con las palabras del Concilio: "La criatura sin el Creador desaparece. Por lo demás, cuantos creen en Dios, sea cual fuere su religión, escuchan siempre la manifestación de la voz de Dios en el lenguaje de la creación. Mas aún, por el olvido de Dios la propia criatura queda oscurecida" (GS 36). Por eso nuestro salmista, al contemplar, estupefacto, a los animales, los pequeños y los grandes, los del cielo y los de la tierra, los domésticos y los que vagan libres por el campo, desfilar ante el hombre como ofreciéndole su homenaje, prorrumpe en un cántico de alabanza a quien es la fuente de ese poder: "¡Señor, dueño nuestro, qué admirable es tu nombre en toda la tierra!".

3. PISTAS PARA LA ORACIÓN.
Este rápido acercamiento al Sal 8 nos está urgiendo a tomar una nueva actitud ante la vida y la creación: la actitud de quien, contemplando el fondo de las cosas, penetra más allá de las puras apariencias y descubre la presencia del Creador. Cuando la liturgia nos ofrece para la oración de la mañana este salmo, nos está presentando un programa de vida contemplativa para vivir durante el día. ¿No viviríamos así la relación con la naturaleza y con los seres humanos en otras coordenadas? Francisco de Asís nos enseña a profundizar en esta dirección contemplativa. Porque descubrió y vivió intensamente a Dios, pudo descubrir y vivir auténticamente la relación con la naturaleza y con los hombres y mujeres todos y pudo escribir el Cántico del Hermano Sol:


Altísimo, omnipotente, buen Señor
tuyas son las alabanzas, la gloria y el honor y toda bendición.
A ti solo, Altísimo, corresponden
y ningún hombre es digno de hacer de ti mención.

Actitud contemplativa que nos hace elevar los ojos a lo alto, pero sin apartarlos de nuestro alrededor, como poéticamente cantaba fray Luis de León:

Cuando contemplo el cielo
de innumerables luces adornado,
y miro el suelo de noche rodeado,
en sueño y el olvido sepultado
el amor y la pena
despiertan en mi pecho ansia ardiente;
despiden larga vena
los ojos hechos fuente;
La lengua dice, al fin, con voz doliente:
"Morada de grandeza,
templo de claridad y hermosura,
mi alma que tu alteza
nació, ¿qué desventura
la tiene en esta cárcel baja, escura?"

Comentarios

  1. Me parece que es un salmo sencillo y claro, que expresa la relación de Dios con el hombre y toda la creación con precisión. Ayuda mucho a la oración. Comparto la idea de que Francisco de Asís lo tenía muy presente al componer el Cántico del hermano sol.

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    1. Mane Is waner no,t Samuel the Is mi boy and you the father,good lección berygood.

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