Mi diario es soñar poder besarte

Miércoles (Buenos días)
No importa de qué mes, tampoco el día
Está soleado, la luz tiene un olor azul.

En el diario de un gato
está escritas todas las siestas que tomó
En el diario de un columpio
están escritos los rápidos movimientos y los sueños que se fueron volando.
En el diario de un reloj
está escritas las veces que su amado lo miró.
Si eso es así, en el diario de mis labios
están escritas las veces que pronunciaron tu nombre:

Uno, dos, tres, cuatro cinco y seis…

Jueves (Buenos días)
No importa de qué mes, tampoco el día
Me pregunto si nos hemos acercado.

En el diario del espacio
está escrito todos los momentos en los que las estrellas se encuentran.
En el diario de una cortina
está escrito los rumores del viento acerca de los que se besan.
En el diario de un cohete
está escrito la cuenta atrás hasta el día que sea disparado.
Así que, en el diario de mis labios
sueño en la cuenta atrás contigo
Siete, seis, cinco, cuatro, tres, dos uno…

Mi diario es soñar con poder besarte…


Actualizo:

Ni Hâo me manda este texto. Muy boinito:


BESO

El Beso, es eso, una expresión física, una expresión que sale del hombre o la mujer que ama; se expresa de muchas maneras, pero su esencia no cambia, porque el beso, es eso, el amor desde adentro, es la expresión de amor que sale del alma, y se manifiesta por el cuerpo hacia otro ser, que lo recibe por su cuerpo, luego llega dentro, a nuestro corazón, o sea, al centro del alma, y ahí se guarda, el alma guarda el beso, el beso de otra alma que le dijo te quiero, si, te quiero, y comparto mi amor contigo, que aunque no derrama si rebalsa; para ti, que ahora estas a mi lado, y aprovecho que puedo hacerlo, puedo de esta manera decirte que te quiero.

El beso tiene muchas formas, como formas de amor hay en el alma. El primer beso es el beso de madre, al traer un hijo a la luz, lo primero que hace es darle un beso, el beso de madre que le dice al niño “te quiero”, y te doy lo más grande, un beso de mi alma, un beso del alma de tu madre. Después le dará muchos más besos, besos sinceros, con los que la madre le enseña al niño, el amor desde adentro. Hasta que el niño aprende y le da su primer beso, un beso a su madre, un beso del cielo. Es la primera expresión del alma, de un alma que besa a su madre, con otro beso sincero donde le responde, “yo también te quiero mi amada madre, te quiero con toda el alma”. Se acompaña el beso con un abrazo, un abrazo tierno, un abrazo donde se unen dos cuerpos, en una amor santo, el amor de un hijo y una madre. El abrazo y beso más sincero, el más grande que recibe y da el ser a otro ser, una alma a otra alma, es un beso de amor, de ese amor heredado de Dios, porque el beso es la expresión de amor de cuerpo y alma. El beso es como Dios manda. En esto se asemeja el amor de Dios por sus hijos, al amor de una madre por los suyos. La diferencia está en que unos somos hijos de Dios otros creación de Dios, y Él nos ama a todos, y sobre todos su amor derrama, como un beso de una madre a su hijo cuando este apenas nace.

El amor de un padre a su hijo, es algo que siento y recuerdo, a los 24 o 25 años de mi vida, cuando regresé a casa de mis padres, después de casi un año de lejanía. Al llegar a mi casa busqué a mi padre, me acerqué a él y le di un beso en la frente para saludarlo, delante de todos como siempre solía hacerlo. Cuando se acabó mi tiempo y debía regresar a mi hogar, formado por mi esposa y mi hijo, me despedí de él, como siempre, con un beso en la frente. Fue el último beso, pero fue el más bello, mi último recuerdo, mi última expresión de amor hacia él, devolviéndole con ese beso, todo el amor que me dio mientras estuvo con vida. Sé que el amor de todo padre con sus hijos, es el mismo, un amor muy grande, que no es seco, porque está lleno de amor y vida, ese es el beso, y también el abrazo de un padre con sus hijos.

Cuando conozco a alguien, le doy la mano o a veces un beso, de acuerdo a nuestras costumbres latinas, es decir, nos acercamos, como dos nuevos hermanos, que empezamos a amarnos a partir de ese punto de inicio. Pero aún faltan de las muchas formas que tienen el cuerpo y alma de expresar el amor eterno, el amor entre los hombres y el amor de Dios.

No es el beso de hermano, ni de padre, de madre o de amigo, es el beso que da el hombre a la mujer que ama, y el beso que recibe la mujer de la persona que también ama. Este beso es en silencio, sin pudor, en la intimidad, un beso que conquista, que habla por sí mismo, que llena el corazón de felicidad y amor; un beso que da y que recibe, que no puede darse sin amor, porque es un beso que entrega todo el corazón. Este beso se da bajo el abrigo de Dios, en el momento del amor, solos los dos, es la manera más tierna de amar, momento al que se ha de llegar, con amor de verdad, con sinceridad, sin temor y honestidad al momento de la pasión, porque se da cuenta a Dios de la honestidad al momento de la pasión, ya que no es una simple unión, es la unión en el amor de Dios. Y no simplemente besar para en un determinado momento procrear, sino realmente amar, amar de verdad. Unidos en cuerpo mente y espíritu, como manda Dios, uniendo las mentes pensando en los dos, uniendo las almas para Dios.

El beso del traidor, es el beso que dio Judas al hijo predilecto de Dios, un beso que no sale del alma, que no tiene amor, vacío, perverso y con doble intención, no llena el alma, no llena el corazón, es el beso que hoy dan muchos hombres, sembrando dolor, desamor y desconfianza. Los besos que da el hombre o la mujer que engaña, por buscar solo placer, por complacer la vanidad o venganza. Es un beso cobarde, es un beso de traición, que solo trae desdicha al corazón. Pero sepan todos los que lo hacen, que de esto darán el día de su muerte, cuentas a Dios.

Hay un beso diferente, que no se da con el cuerpo, solo con el alma, un beso distinto que se siente desde adentro, un beso único, hecho sólo de la esencia del amor. Es el beso de Dios, un beso de luz, que cura todo mal, que muestra el camino y solo siembra felicidad, un beso directo al alma, que no tiene tiempo ni edad, no se compra, no se gana, solo se recibe y se da, por el infinito amor de Dios. De mi amado Señor, que llega desde su gloria hasta el corazón. Es el beso más dulce, que se derrama sobre toda su creación, que te hace sentir el éxtasis de su luz y de su amor. Ese, es el beso de Dios.

NÎ HÂO

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