FELIZ NAVIDAD

De parte del párroco:

¡PAZ Y BIEN, EN NAVIDAD!

En este tiempo que se acerca, hemos de prepararnos para celebrar, un años más, el misterio más hermoso de nuestra fe: que Dios nos ama tanto, que Dios se ha fijado tanto en nosotros, que hasta uno como nosotros quiere ser. No hay inteligencia capaz de comprender totalmente el Misterio de la Encarnación.

Francisco de Asís, unos tres años antes de su muerte, y quince días antes de la navidad quiso ver de forma plástica como fue aquel acontecimiento que marcó tan profundamente a la humanidad y dijo a Juan, un amigo de la comarca de Greccio: “«Si quieres que celebremos en Greccio esta fiesta del Señor, date prisa en ir allá y prepara prontamente lo que te voy a indicar. Deseo celebrar la memoria del niño que nació en Belén y quiero contemplar de alguna manera con mis ojos lo que sufrió en su invalidez de niño, cómo fue reclinado en el pesebre y cómo fue colocado sobre heno entre el buey y el asno». En oyendo esto el hombre bueno y fiel, corrió presto y preparó en el lugar señalado cuanto el Santo le había indicado”. (1Cel 84-87). Greccio se convierte en Belén y allí se le unen otras muchas gentes del lugar con antorchas y cirios para iluminar esa noche, dando lugar al primer Belén viviente, y de ese primer Belén viviente surge la tradición de los belenes. Con una finalidad: recordarnos el momento en el que Dios se hace hombre en Jesús. Para intentar comprender cómo Dios se hace niño. Aunque en verdad no hay nada que comprender, porque el amor no se comprende, se vive, se siente y se comparte. Y así lo ha hecho Dios a lo largo de la historia. El se desvive por nosotros, sufre con los que sufren, se alegra con los que están alegres..., y todo ello por compartir con nosotros lo que Él es: puro Amor, pura Bondad, puro Bien. Y si Dios-con-nosotros quiere compartir eso con nosotros, nosotros hemos de ser capaces de hacer lo mismo con Él, y lo haremos si lo hacemos con los sufren, con los que lloran, con los que pasan hambre, con los sintecho...