“Por sus frutos los conoceréis”



Llevo una mañana de esas extrañas. Hoy al ser en nuestra diócesis día de feria, sólo en Navarra se festeja san Fermín, decidí usar una de las misas del común, más concretamente la misa por la Unión de los cristianos. Sobre todo porque en la parroquia ya hay una tradición de encuentro entre las diferentes confesiones cristianas en Vigo. A raíz de eso recordé que tenía en lista de espera un vídeo de la predicación de un pastor evangélico llamado Paul Washer, del que podéis encontrar información en la Wikipedia (este enlace).

Ya hace unas semanas lo empecé a ver, pero sólo pude ver los 20 primeros minutos, de la hora que dura. Pero esta mañana, sensible al tema como estaba, lo vi entero. Y desde entonces llevo toda la mañana pensando si lo pongo en el blog o no. De hecho, ahora mismo, mientras escribo no sé si al final de este post lo pondré.

Pero sí sé que quiero hablar de él (anécdota: ahora mismo estoy escuchando "Pange Lingua" de Mocedades, ¿coincidencia?). Principalmente porque me ha gustado. Y se puede decir que estoy de acuerdo con él.

El contexto del vídeo es un encuentro juvenil en los EE.UU. El pastor usa como referencia un texto del Evangelio de Mateo:

«Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la entrada y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; mas, ¡que estrecha es la entrada y qué angosto es el camino que lleva a la Vida!; y poco son los que lo encuentran.

Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con disfraces de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos les conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los abrojos? Así, todo árbol bueno da frutos buenos, pero el árbol malo da frutos malos. Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo puede producir frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y arrojado al fuego. Así que por sus frutos lo conoceréis.

No todo el que diga "Señor, Señor", entrará en el Reino de los Cielos sino el que haga la voluntad del Padre celestial, Muchos me dirán aquel Día: "Señor, Señor, no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre hicimos muchos milagros?" Y entonces declararé: "¡Jamás os conocí; apartaos de mí, agentes de iniquidad"» (Mt 7, 13-20).

De por sí es uno de los textos evangélicos que más me gustan. Sobre todo por la forma en la que Jesús nos coloca en nuestro sitio. Dicho de otro modo, para un porcentaje importante de personas es un Evangelio muy incómodo, ya que denuncia nuestras incoherencias como cristianos, como discípulos. Para el pastor Paul pasa lo mismo. Su ¿sermón? (no sé cuál sería el término más adecuado) empieza con una idea que en católico suena muy rara, no sé entre los evangélicos. Para él hay una tradición evangélica reciente, de unos 50 años que es que tras orar a Jesús y pidiendo que entre en el corazón uno ya es salvo. Paul denuncia esa situación, diciendo que ser cristiano es algo más.

Uno de los puntos en los que más se extiende es que los cristianos no nos diferenciamos del resto. ¿En qué se nota que somos seguidores de Jesús? Pone ejemplos de encuestas americanas, que tampoco hacían falta. Sólo hay que mirar un poco nuestro entorno para ver que muchos muchas veces sólo somos cristianos de nombre o de misa. Pero no vamos más allá. Como dice el pastor, algo en lo que no había caído no se trata de pasar por la puerta estrecha. Ese es sólo el principio. Ser cristiano es pasar por la puerta estrecha y andar por el camino estrecho. A ese camino pocas veces nos referimos. Muchas veces pensamos en los mínimos imprescindibles y no en los máximos posibles. No nos diferenciamos tanto de nuestros hermanos.

Ser cristiano es algo más. Eso lo sabemos. Y sin embargo vemos otras cosas. Nuestra sociedad tiene grandes profetas, de eso no hay duda, pero pocos son cristianos. Profetas como Fernando Torres o Cristiano Ronaldo, Lindsay Lohan o Belén Esteban, Versace o Amancio Ortega, Bill Gates o Steven Jobs. Personas que nos están diciendo que es lo que tenemos que vivir y cómo y muchísimos cristianos seguimos sus dictados y nos olvidamos del Mensaje, con mayúscula, de Jesús. Me recuerda el pasaje del profeta Oseás en la que Dios denuncia a su pueblo con esa imagen tan dura de la mujer adultera (Os 2, 4-25). Y al compararlo con esos "profetas" me doy cuenta de donde estamos muchas veces. Como dice el pastor en un momento del video: "todos queremos hablar de los profetas, pero nadie quiere oír a un profeta". ¡Qué lejos estamos! ¡Cuánto queda por hacer! ¡Cuánto por aprender! Pero de los profetas auténticos. De aquellos que quieren lo mejor para nosotros aunque vaya en su contra. Profeta es el que denuncia la situación de pecado, rebeldía, olvido de Dios, idolatría y anuncia el amor de Dios y la oferta que hace de volver a él. Y como Jesús dice esos son los perseguidos, los apaleados, los asesinados (Mt 21 34-37), son los enviados por Dios.
En este punto se abre una dicotomía en mí en relación con la predicación del pastor Paul. "Por los frutos los conoceréis". Todo lo que dice en el vídeo me parece adecuado, pero el pastor, como buen protestante, no puede llamarlo "obras". Lo podemos llamar como queramos, el lo llama estilo de vida, que me parece bien, o lo podemos llmar obras, o lo podemos llamar demostrar que somos cristianos.
Los franciscanos siempre han explicado la relación con Dios desde el amor. Ese es el primer paso. Y ciertamente que es el Amor de Dios lo primero. Su amor es el que nos ha creado, su amor es el que nos da todos, su amor es el que nos salva. Desde ahí es fácil entender que nuestras obras no sirven para nada, aunque nos duela. Dios nos ama antes de que hagamos nada. ¿Qué sentido tiene hacer para conseguir su amor? Dios nos ama. Yo amo a Dios, o por lo menos lo intentó. Al igual que Él me demuestra su amor yo tendré que demostrarle el mío, ¿no? Esos son los frutos. Todo lo que hacemos, o deberíamos hacer, tendría que ser respuesta a ese amor que Dios nos tiene. El amor sólo con amor se paga. Si es amor a Dios, nuestras obras serán buenas porque beneficiarán a otros. Si nuestro amor es a otro ("No podéis servir a dos señores), nuestras obras no serán buenas porque sólo cuando se da todo se beneficia a los demás.
Pero el pastor afirma eso. Si somos cristianos se tiene que notar. Y no solo por que vayamos a misa o nos pongamos camisetas con lemas cristianos o escuchemos música o emisoras cristianas. Ser cristianos, encontrarse con el Señor cambia, y ese cambio se tiene que notar sin problemas sin dudas. Pone un ejemplo sencillo. Encontrarse con Jesús es como "encontrarse" con un camión a toda velocidad. Hay un cambio claro e inmediato. Si ese cambio no se nota es que no te has estado cerca del camión. Eso son los buenos frutos. Por eso es bueno preguntarse qué frutos estamos dando. ¿Son buenos? ¿son malos? ¿O llegamos al extremo nefasto de no dar nada de frutos, de no tener ninguna relación real con el mundo que nos rodea?
Por eso decía que este Evangelio es de los duros. Jesús nos pone la situación en un sí o en un no. Para él no hay términos intermedios. La evaluación es fácil pero dura. Por eso el Señor dice que no todo el que profesa "Señor, Señor" se salvará. La profesión de fe es buena. Es necesario decir que el Señor es nuestro Señor. Pero eso no es todo. Si Él es nuestro Señor, si a él le seguimos, si él es nuestro maestro es para que hagamos y vivamos lo que él hizo y vivió. Así de sencillo y así de complejo: El que haga la voluntad de mi Padre. Y el Padre es Amor. ¿Hay en la tierra un mensaje más sencillo que el cristiano?: "Amaos unos a otros como yo os he amado. En eso conocerán que sois mis discípulos (Jn 13, 34-35)". Y sin embargo que difícil es.

Sólo el amor importa, solo el amor cuenta, solo el amor sirve para evaluar hasta que punto estamos siguiendo al Señor. Por esa es para mí la diferencia entre católicos y evangélicos. Creo es que posible mejorar. El pecado no nos destruye, nos frena y nos desvía. Pero el amor del Padre es lo que nos empuja a seguir adelante, a mejorar, a ser mejores personas y mejores cristianos. Queda trabajo por hacer, pero sé que sabemos que lo podemos hacer. No somos perfectos.

Recuerdo una frase que oí en una película: "Haga todo lo posible. Si no lo consigue haga lo imposible, y si eso no es suficiente, haga lo impensable". Nosotros no necesitamos llegar al extremo de lo impensable. Con que hagamos todo lo posible seremos buenos discípulos.

Y después de todo esto sigo con la duda de si poner el vídeo o no.

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