"El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en el Evangelio". (Mc 1, 15)
Más que un misterio es el misterio por excelencia. Si algo puede resumir la vida de Jesús es su preocupación por el Reino de Dios. Todo lo que nos enseñó fue como vivir, construir y compartir el Reino de Dios. También cuál es su regla básica: “Amaos unos a otros como yo os he amado”. Todo lo demás se puede explicar desde el Amor. Por eso Juan, en su primera carta afirma sin dudar que Dios es Amor. Y si él es el amor con él sólo funciona el amor.
Y vaya, de nuevo nos viene bien recordar que nosotros somos cristianos, somos los seguidores de Cristo, somos los que le tenemos como modelo y guía. Su vida es el espejo donde tenemos que reflejarnos nosotros. Y si él fue y es Amor nosotros, nuestra vida, nuestra fe tiene que ser amor. Si somos amor, somos del Reino. Si somos amor entenderemos la parábola del hijo pródigo, o la del buen samaritano, o la de la moneda perdida, o las bienaventuranzas.
Y esa es una labor para todos, no solo para los curas o los obispos. Lo decíamos antes, lo que no hagamos nosotros no lo hará nadie. No hay excusas, podremos ponernos y poner para los demás justificaciones. Pero todos estamos llamados a ello. Como María todos hemos encontrado gracia ante el Señor y a todos nos encarga una misión: La construcción del Reino.
Dios te Salve María, llena eres de gracia,
el señor es contigo, y bendita tu eres
entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto, de tu vientre Jesús.
Santa María, madre de Dios,
ruega por nosotros los pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén
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