Eres discípulo....

ERES DISCÍPULO DE JESÚS... Si clavas sonrisas como banderas en todos los caminos de los que están sentados en la angustia, en la soledad, en la tristeza y en la marginación.

ERES DISCÍPULO DE JESÚS... Si prestas a Cristo tus manos para que siga acogiendo y acariciando a los sin rostro atrayente...

ERES DISCÍPULO DE JESÚS... Si prestas a Cristo tus labios, tu corazón, tu ser entero, para que siga amando a los desheredados de caricias y de los más elementales cuidados.

ERES DISCÍPULO DE JESÚS... Si pasas por la vida disminuyendo las tristezas y las penas de los hermanos, que es, según el poeta, el trabajo más grande.

ERES DISCÍPULO DE JESÚS... Si ofreces la propia sangre a cada instante como moneda de rescate por los aburridos y desencantados.

ERES DISCÍPULO DE JESÚS... Si tienes manos abiertas para acoger, acariciar, levantar, sostener y ayudar a los débiles y pequeños.

ERES DISCÍPULO DE JESÚS... Si tienes un estilo festivo de vivir, y el encanto, la sonrisa, el saludo y felicidad son los cuatro pilares de tu personalidad.

ERES DISCÍPULO DE JESÚS... Si pasas por este mundo brindando alegría y disminuyendo las tristezas de los enganchados a las esclavitudes de la sociedad del consumo.

ERES DISCÍPULO DE JESÚS... Si repartes a diario el pan de la alegría a los hambrientos del gozo y de la sonrisa.

ERES DISCÍPULO DE JESÚS... Si te haces fortaleza para el débil, amistad para el abandonado y sonrisas para el desilusionado y cansado de vivir.

ERES DISCÍPULO DE JESÚS... Si proclamas que el cristianismo es una convivencia festiva, un estar de fiesta con Jesús, que es el mejor amigo, porque es el amigo que nunca falla. Si das a entender que el elemento festivo es algo esencial al cristiano... Si vives todo esto desde tu corazón, tú serás "discípulo de Jesús".

Comentarios

  1. EL POETA JESÚS

    Quizá nadie haya entendido mejor la personalidad poética de Jesús que aquel gran escritor católico llamado Oscar Wilde.
    En su desgarradora "De profundis", la carta que escribe desde la cárcel de Reading, Wilde afirma que la vida de Jesús "constituye la más admirable de las poesías"; y explica esta afirmación en unos pocos párrafos que sirven por todo un tratado de teología y que terminan de ese modo sublime:"No hay ninguna dificultad para creer que era tal el encanto de su personalidad que su simple presencia podía traer la paz a las almas angustiadas, y que aquellos que le tocaban la túnica o las manos olvidaban su dolor; o que quienes habían sido sordos a todas las voces, salvo a la del placer, oían por primera vez la voz del amor y la encontraban tan musical como el laud de Apolo; o que las maléficas pasiones huían ante su proximidad, y que hombres como muertos en sus tediosas vidas sin imaginación resucitaban de sus tumbas cuando Él los llamaba; o que cuando les llamaba desde la altura de una montaña, las multitudes se olvidaban de su hambre, de su sed y de las preocupaciones de este mundo, y que cuando sus amigos lo escuchaban mientras comían, la ruda carne les parecía delicada, y el agua tenía gusto del vino, y toda la casa se llenaba del perfume y la dulzura del nardo".
    Jesús fue, desde luego, mucho más que un poeta; pero todo lo que fue no podemos llegar nunca a entenderlo plenamente si olvidamos que fue un poeta. Y si sus palabras nos siguen pareciendo hoy tan iluminadoras y amorosamente vivas es porque están penetradas de poesía (y ya se sabe que la poesía, cuando es verdadera, es la verdad misma). Este lenguaje poético de Jesús es antitético del lenguaje sequizo y doctrinario que con frecuencia utilizamos sus seguidores, un lenguaje huérfano de imaginación y carente de sensibilidad, un lenguaje que agosta la fe y sólo sirve, a la postre, para que el perfume y la dulzura del nardo se desvanezcan. Los seguidores de Jesús no hemos sabido ser testigos de su poesía en el mundo; y esta traición a Jesús es nuestro más impedonable pecado. Convendría que en estos días pascuales reflexionásemos sobre ello; tal vez así lograríamos salir de nuestras tediosas vidas sin imaginación y resucitar con Él de nuestras tumbas.
    (Juan Manuel de Prada)

    ResponderEliminar

Publicar un comentario