San Lorenzo de Brindis



El próximo día 21 de julio se celebra la fiesta, para los capuchinos, de San Lorenzo de Brindis. Leyendo su biografía uno se asombra lo que pudo hacer y se pregunta cómo pudo hacerlo. Toda una vida dedicada a la misión, a buscar lo mejor para los demás, aunque eso le implicara recorrer Europa entera andando.

Nació en Brindis, ciudad al su de Italia en 1559. En la pila bautismal le pusieron el nombre de Cesar de Rossi. Su familia era conocida en la ciudad pero no era de la arisocracia. Su infancia y juventud estuvo marcada por la precocidad y por su habilidad para los estudios. Por esa habilidad pudo estudiar rápido y mucho en el convento de los Franciscanos Convetuales. Los Conventuales estaban tan sorprendidos por su elocuencia y capacidad de predicar. Podía, por ejemplo, repetir cualquier sermón que escuchara. Los frailes más de una vez le invitaron a predicarles en el coro del convento. Una de esas veces asisitó el obispo de Brindis que, tras escucharle, le invitó a predicar en la catedral de la ciudad... y todo esto a la edad de 6 años.

En 1573 muere su padre. En compañia de su madre marcha a Venecia donde, con la ayuda de su tío Pedro, sacerdote, continuó sus estudios en el seminario de la ciudad. Allí fue donde conoció a los Capuchinos, una reforma bastante nueva, ya que sólo hacía 45 años que se había aprobado con la Bula Religionis Zelus.

A los 16 años pidió el ingreso a la Orden Capuchina. Continuó sus estudios de Teología en Padua, donde pudo aprender bastantes idiomas como el griego, el hebreo, aleman, bohemio, frances, inglés y español. También su formación le ayudo a conocer profundamente el texto de la Biblia, de la que podía recitar bastantes páginas de memoria.

Con su ordenación de diácono empezó para Lorenzo una etapa nueva. Durante dos años seguidos, siendo todavía diácono fue el encargado de predicar toda la Cuaresma en la Catedral de Verona.- Según las crónicas, la catedral se llenaba todos los días para escuchar la predicación de este fraile consiguiendo bastantes conversiones. Y no fue el único sitio en el que predicó
Verona, Padua, Nápoles, Génova, Mantua son otras de las ciudades importantes en las que se oyó su voz. Su precocidad es evidente ya que ser predicador entre los Capuchinos era muy difícil; no todo el que quería podía serlo.

Tras su ordenación sacerdotal, el Papa Clemente VII, conociendo su capacidad de hablar en hebreo y su conocimiento de la Biblia le pidió que marchara a Roma a predicar a los judios de la ciudad. San Lorenzo lo hizó consiguiendo la amistad y el respeto de los judios romanos que veían en el a un rabino por su forma de expresarse y hablar. Más de uno se bautizó tras escuchar sus prédicas.

Dentro de la Orden Capuchina también se le vio como una persona importante y valiosa. Fue elegido Provincial de Toscana y más tarde de la Provincia de Venecia, la suya. Tras estos cargos fue destinado con el Beato Nicolás de Urbino a Alemania donde la Reforma Prostante estaba en su máximo explendor. En esta misión fue el responsable de la fundación de los conventos de Viena, Praga y Gorizia.

En 1602 vuelve a Italia donde es elegido como jefe de la reforma, Vicario General. Una de las funciones del General es la de visitar todas las casas de los hermanos cosa que hizo. Durante los seis años que estuvo en este cargo recorrió toda Europa visitando a todos los hermanos, y lo hizo andando. Sólo estuvo unos pocos años pero la Orden aprendió de él los testimonios que dejaba de sencillez, oración, estudioy pobreza

Tras abandonar el cargo de Vicario General el Papa Clemente VII le nombre, junto a un grupo de Capuchinos capellanes del ejercito que debía enfrentarse a los turcos en Alba Real, población alemana donde las tropas cristianas se enfrentarian en minoria a los turcos. según las crónicas el ejercito papal estaba compuesto por veinte mil hombres mientras que el turco por ochenta mil. Los testigos de la batalla cuenta que los capuchinos, y en especial Lorenzo, estaban siempre presente en los lugares donde la lucha era más dura arengando a los soldados, curando a los heridos y dando los últimos sacramentos a los moribundos. Lorenzo, a pesar de todo , salió ileso. Según cuentan as balas no conseguían atravesar su hábito y algunas de ellas se le quedaban enredadas en la barba.

Tras la batalla los principes alemanes acordaron la fundación de la Liga Catolica, para defender la fe en momentos tan difíciles. Los príncipes le encargan a Lorenzo de Brindis, con el apoyo del PapaPaulo V, que marche a Madrid consegir la ayudda de Felipe III para dicha Liga. No sólo consigue el apoyo para tal misión sino que conseguirá una amistad profunda con el monarca español. Un ejemplo de esa amistad fue la fundación del convento de El Pardo, madrid, convirtiendose en el primer convento en el reino de Castilla, donde los Capuchinos no habían conseguido entrar, fudando así el germen de la actual Provincia de Castilla, de la que la Fraternidad de Vigo forma parte. También nombraría al austero fraile Grande de España y consejero personal.

Tras su estancia en la corte española vuelve a Alemania donde seguiría predicnado contra la reforma protestante con bastente exito. Tras unos años pide volver a Italia para descansar y retirarse a la oración. Pero su descanso es corto ya que le piden que sea mediador entre la población del Virreinato de Napoles, dependiente de España, el Duque de Osuna, que era el virrey, y Felipe III debido a la tiranía con la que el Duque gobernaba.

De nuevo sale para España. Al llegar a Madrid descubre que el rey está en Lisboa, donde pasa el verano. Lorenzo, enfermo y agotado sale para Lisboa, donde consigue , con exito la mediación y la sustitución del Duque de Osunca como Virrey. Inicia de nuevo el regreso pero, al llegar a Villagranca del Bierzo, León, la enfermedad le gana. Muere el 21 de julio de 1619. Es enterrado en el cementerio de las Clarisas de la ciudad y tras su beatificación sus restos se trasladarían a la Iglesia donde hoy se veneran.

Fue beatificado por
por Pío VI en 1783, y canonizado por León XIII en 1881.

Pero sería injusto no hablar de otra faceta del santo que sorprende aún más después de ver como su vida sue un continuo viajar por toda Europa. A parte de predicardo, ministro de sus hermanos, confesor fue un gran escritor. Sus obras son muchas y de una calidad inigualable. Tocó con su pluma todos los campos de la erudccion de su época:
Obras de exégesis bíblica, sermones, comentarios, panegíricos, discursos, consideraciones sobre la vida religiosa, apologética y controversia; verdaderas obras maestras de erudición, "a veces profundas y áridas como un abismo, a veces galanas y perfumadas como un jardín" como las define el Padre Ajofrín, su primer biógrafo. Son siempre obras densas y ricas en citas bíblicas de los Padre de la Igelsia y del Magisterio de , gracias a su prodigiosa memoria. Más de una vez le definieron como alguien que no olvidaba nunca lo que hubiera leido una sola vez. Y también dec`´ian sus compañeros en Italia que si se perdiera la biblia Lorenzo sería capaz de reescribirla de nuevo en el hebro original.

Una obra extensa y muy profunda que ha pasado demasiado tiempo a la sombra. Sólo en el siglo XX su obra ha conseguido el reconocimiento de una vida de estudio y de oración. Tal ha sido el reconocimiento que el Papa Juan XXIII le nombraría doctor de la Iglesia.

Un ejemplo claro de su obra es el
Mariale, publicada recientemente por la Editorial B.A.C., edición preparada por Fray Bernardino de Armellada y la Carisas de Villafranca del Bierzo. Es una obra que recoge todos los sermones y escritos de San Lorezno sobre la Vigen. Destaca la claridad y la dulzura con la que trata a María. Es, para los que quieran adentrarse en la figura de la Madre, una obra de refencia obligada.


Urna con los restos del santo a la izquierda del altar
de la Igleisa del convento de la Anunciación
en Villafranca del Bierzo

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