A María (IV)

Corazón dormido

¡Cómo serían tu manos
cómo tu corazón
cómo serían tus ojos
como sería tu amor!

Tus manos abiertas, cálidas
saben de pan y dolor
saben de mimos y caricias
saben orar al Señor.

Y tu corazón, María,
hecho del más puro amor...
¡Cómo sería de hermoso
si a Dios mismo enamoró!

Tus ojos dulces, dorados
sólo miran con amor
aman co la mirada
no conocen el recor.

No abarco como es tu amor.
Es ternura, paz, perdón,
es algo íntimo y dulce
que calienta el corazón.

Eres toda tú, María,
hija amada del Señor,
madre de todos los hombres
que te abren el corazón.

Y si mi corazón es duro,
si dormido no quiere ver
dale tú mano. ¡Despiértalo!
No sabe que tiene sed...

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